Ad astra

Viaje a los abismos personales: AD ASTRA

USA, Brasil, China 2019

Dirección James Gray

Guión: James Gray. Ethan Gross

 Fotografía: Hoyte van Hoytema

Música: Max Richter, Lorne Balfe

Intérpretes: Brad Pitt: Roy McBride, Tommy Lee Jones: Donald Sutherland.

Ha habido una tendencia a encasillar la ciencia ficción en el cine de aventuras fantásticas que, bebiendo de otros géneros, se limitaba a entretener en medio de efectos especiales estruendosos y llamativos. Así la saga de “La guerra de las Galaxias” es un western espacial. La saga “Alien” es una narración de terror en un espacio claustrofóbico. “Avatar” es un excelente film de aventuras.

Pero otras obras han dotado a la ciencia ficción de una reflexión sobre la condición humana digna de encomio. Desde “2.001, odisea en el espacio” han sido mucha las películas ambientadas en un espacio futuro que nos han hecho mirar a nosotros mismos. Ahí están por ejemplo “Blade runner”, “Gravity”, y la reciente “First man”. “Ad astra” se inscribe en este tipo de films.

El astronauta Roy McBride (Brad Pitt) viaja a los límites exteriores del sistema solar para encontrar a su padre perdido y desentrañar un misterio que amenaza la supervivencia de nuestro planeta. Su viaje desvelará secretos que desafían la naturaleza de la existencia humana y nuestro lugar en el cosmos.

La odisea de McBride es extraordinaria. Viaja a la luna en una especie a cohete turístico y poco a poco irá adentrándose en el espacio con menos personas, hasta que al final queda completamente solo para encontrarse con su progenitor.

El film tiene un arranque espectacular, la caída de McBride de una torre de comunicaciones kilométrica que está reparando es impactante. Ese inacabable salto al vacío se convierte en símbolo del viaje que pronto va a emprender.

La voz en off del protagonista va reflexionando sobre sí mismo, su admiración y odio a su padre, su incapacidad para amar y para formar una familia. Así, el viaje espacial se convierte en un viaje al interior de sí mismo que cada vez es más sobrecogedor. Unos ordenadores efectúan permanentemente test sicológicos al protagonista para evaluar su emotividad y estado de ánimo. Resulta paradójico, máquinas humanizadas valoran el espíritu de hombres cada vez más parecidos a máquinas.

James Gray crea una atmósfera desasosegante, claustrofóbica e inquietante. Es imposible mirar a las estrellas sin mirar hacia uno mismo. El astronauta encuentra en su interior un abismo más profundo que el del espacio. La factura técnica es impecable y la actuación de Brad Pitt tiene la excelencia a la que nos tiene acostumbrados.

Varias escenas de acción (el ataque de unos contrabandistas en la luna y la llamada de socorro de una nave abandonada) dan un cierto respiro al espectador que, para ese momento ya está sumergido en una historia intimista y profunda.

Per aspera ad astra” dice el refrán latino que significa “Hacia las estrellas a través de las dificultades, o lo que es lo mismo “A través del esfuerzo, el triunfo”. El director hace honor al refrán que inspira el título de su obra: a pesar de la angustia y las dificultades, la película concluye con una visión esperanzada del ser humano, que es capaz de emocionarse y de llorar. Sólo la relación cordial con las personas y el amor hacia ellas pueden dar sentido a una Humanidad que, a pesar de que ha aprendido a transitar por espacios siderales, es incapaz de viajar al interior de sí misma.

Que nadie se lleve a engaño: no estamos ante una película fácil y divertida, llena de monstruos espaciales y disparos entre naves; estamos ante una obra fascinante, sorprendente, seria y hermosa. Cine cien por cien. Cine con mayúsculas.

JOSAN MONTULL

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