El 47

Reivindicar la dignidad: EL 47

Dirección: Marcel Barrena

Reparto: Eduard Fernández, Clara Segura, David Verdaguer,

Música: Arnau Bataller

Fotografía: Isaac Vila

Entre finales de los años 50 y principios de los 60 miles de inmigrantes del sur de España salieron de las condiciones míseras de su tierra para llegar a Cataluña. En Barcelona fueron muchos los que compraron una parcela y se construyeron sus casas. La ley -extraña ley- mandaba derruir aquellas viviendas que se construían por la noche y no tuvieran techo al amanecer. La vecindad tuvo que unirse para ir levantando una casa cada noche. El barrio de Torre Baró, situado en una zona muy escarpada de la ciudad, tenía un acceso muy difícil que le hacía estar prácticamente aislado tras una montaña. El agua, la luz… todo llegaba con dificultad. No había ningún sistema de transporte que lo comunicara con el centro de la ciudad.

La película cuenta la lucha vecinal de estos hombres y mujeres, marcados por la pobreza, pero con un profundo sentido de la dignidad, que trabajaron unidos para dar a conocer sus problemas y reivindicar pacíficamente sus derechos.

De entre todos los vecinos destaca Manolo Vital, un conductor de autobuses, luchador, tenaz y solidario, que “secuestró” el autobús que conducía, el 47, para llegar a Torre Baró demostrando que el transporte podía llegar hasta allí.

La película de Marcel Barrena emociona desde su inicio. Estamos ante una historia plenamente humana; muchos de los actores que aparecen son vecinos que en 1978 fueron testigos de la gesta de Manolo Vital.

Eduard Fernández interpreta al rebelde Vital con una convicción y una naturalidad sobresalientes. Fernández no parece un actor, parece un vecino rebelde interpretándose a sí mismo. Su interpretación es absolutamente extraordinaria, magistral.

Utilizando imágenes de los años 60 y 70, el filme cuenta con una ambientación dignísima y sus escenarios tienen un realismo excelente. Está hablada en castellano, catalán y ese catalán “mal hablado” que los llamados despectivamente “charnegos” aprendían para poderse integrar en Cataluña. No le falta a la obra una crítica educada de la distancia de los políticos con los problemas de los barrios.

“El 47” es una de las mejores películas del año; una película sencilla, valiente y humana; un canto a la vecindad, a las luchas sociales, u homenaje a un hombre que, desde su compromiso social y su dignidad, consiguió rescatar del olvido a los barrios y devolver la dignidad a muchos excluidos.

JOSAN MONTULL

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