Familia al instante

La revolución de la acogida :FAMILIA AL INSTANTE

Año: 2018

País: EE.UU.

Dirección: Sean Anders

Intérpretes: Mark Wahlberg, Rose Byrne, Isabela Moner, Octavia Spencer, Tig Notaro, Eve Harlow, Julie Hagerty, Charlie McDermott, Iliza Shlesinger, Tom Segura

Guión: Sean Anders, John Morris

Música: Michael Andrews

Fotografía: Brett Pawlak

Hace poco el papa Francisco decía “En la medida en que somos acogidos y amados, incluidos en la comunidad y acompañados para mirar al futuro con confianza, desarrollamos el verdadero camino de la vida y experimentamos una felicidad duradera”

“Familia al instante” parece ser una parábola simpática de estas palabras de Francisco porque trata precisamente de la acogida a niños y niñas sin familia.

La acogida y la adopción de niños han sido tratadas en el cine en numerosas ocasiones. Películas como  “Lyon”, “La pequeña Lola” o la más reciente “Thi Mai, rumbo a Vietnam” han contado desde géneros diferentes la dificultad de amar a niños y niñas cuya vida ha sufrido traumas impactantes.

El cineasta Sean Anders utiliza la comedia para contar la historia de una pareja sin hijos  -Pete y Ellie-  que se plantea la acogida de menores porque, en medio de una vida cómoda y sin complicaciones, experimentan una gran necesidad de amar y compartir lo que son.

Aceptados en un programa de acogida, acogen a tres hermanos de origen hispano: Juan (un niño patoso y con una gran inseguridad), Lita (un pequeña caprichosa y tierna) y Lizzy (una adolescente segura de sí misma y manipuladora pero con una profunda desestructura interior).

En el hasta entonces tranquilo hogar de la pareja se va a instaurar el desorden y el caos. Los berrinches, las cenas accidentadas, los problemas con la familia, los portazos, los caprichos y las broncas van apareciendo en una convivencia que va madurando en torno al conflicto. Los niños van teniendo que asumir la exigencia que comporta sentirse amados y los padres primerizos sufren el desconcierto de saber si lo están haciendo bien y el desánimo de no ver los frutos deseados.

La película se ve bien, muy bien. Al guion le cuesta arrancar pero en cuanto los niños hacen acto de presencia y entran en la casa el espectador participa encantado del mismo ritmo vertiginoso que la familia tiene que vivir.

Los conflictos son muchos, los miedos, las angustias, las desconfianzas múltiples de los niños hacen que la pareja se plantee cómo es posible amar, por qué el amor puede no ser correspondido; Pete y Ellie tienen que plantearse también por qué hay que han querido adoptar y a quién beneficia.

La película, sin perder el tomo de comedia, va girando hacia la seriedad y la reflexión inteligente y plantea un tema muy interesante: la dificultad que hay para entenderse con las personas, por más que se las quiera, cuando éstas han sido víctimas de situaciones de desestructura. Hay personas a las que les cuesta amar porque nunca se han sentido amadas y hacen de la desconfianza una actitud permanente para protegerse inconscientemente.

Con “Familia al instante” el espectador lo pasa bien, se ríe, se emociona de una forma contenida y reflexiona. Los actores cumplen con creces; Matt Wahlberg está estupendo en el papel de abnegado aspirante a padre. Los niños presentan una frescura natural magnífica, destacando Isabela Moner, joven actriz y cantante con unas películas a sus espaldas.

El film está tratado, de principio a fin con un gran cariño, no en vano el director, Sean Anders, se inspira nada más y nada menos que en su propia vida. Él mismo declaró “…estamos hablando de mi vida; escribí la película basándome en la experiencia que mi esposa y yo tuvimos al adoptar a nuestros tres hijos del sistema de cuidado temporal (foster care); fue un proceso difícil, súper desgastante y al final muy cómico el que nos convirtió en familia”.

No hay que perderse los rótulos de crédito finales, en ellos, mientras aparece cantando la joven actriz que interpreta a Lizzy, desfilan fotografías de muchas familias de acogida que han colaborado en la película.

“Familia al instante” es una comedia familiar excelente. Amable, simpática y cargada de buenas intenciones que funciona estupendamente para el gran público.

Y el mensaje de la película rebosa humanidad: Amar es difícil, se nos dice, pero merece la pena porque la recompensa es extraordinaria.

JOSAN MONTULL

Thi Mai «rumbo a Vietnam»

Locas por acoger: THI MAI RUMBO A VIETNAM

 

 

España 2018

Dirección: Patricia Ferreira

Guion: Marta Sánchez

Música: Fernando Velázquez

Fotografía: Sergi Gallardo

Reparto: Carmen Machi, Adriana Ozores,

 Aitana Sánchez-Gijón, Dani Rovira,

Pedro Casablanc, Eric Nguyen.

Duración: 90 minutos

 

El tema de la adopción ha sido llevado a la pantalla en muchas ocasiones. Los difíciles engranajes para ensamblar las vidas de las familias adoptantes con los niños adoptados proporcionan una tensión dramática interesante para un buen guión.

Patricia Ferreira, que ya habló de la crisis de la familia en la estupenda “Los niños salvajes”, lleva ahora el tema de la adopción a la pantalla desde la perspectiva de la comedia con muy buen resultado.

La película nos cuenta la apasionada aventura de tres amigas. Después de perder a su hija en un accidente, Carmen (Carmen Machi) queda destrozada y su vida aparece vacía y sin sentido. Por más que sus dos mejores amigas, Elvira (Aitana Sánchez-Gijón) recién despedida de su trabajo y Rosa (Adriana Ozores), mujer víctima de un matrimonio penoso, intentan animarla, Carmen no levanta cabeza.

Un día recibe una inesperada carta de la agencia de adopción: a su hija le habían concedido una niña vietnamita que había pedido en adopción y cuyo nombre es Thi Mai. Ilusionada por tener una inesperada nieta, Carmen emprende un loco viaje a Vietnam acompañada de sus amigas para poder adoptar a Thi Mai. En Vietnam se encuentran con un funcionario rígido pero de buen corazón y con un joven español, Andrés (Dani Rovira) que les echará una mano en su aventura.

En medio de una cultura totalmente desconocida y de una maraña burocrática endiablada, este disparatado colectivo hará lo posible para que la adopción sea una realidad. Por otra parte la alocada personalidad del grupo de amigas llevará a unas aventuras absolutamente estrambóticas y divertidas.

La primera parte del film, de corte dramático, termina en cuanto se inicia el exótico viaje a Vietnam. A partir de ese momento, la narración se torna ágil, hasta precipitada, si bien a veces no muy bien concatenada. Las situaciones se nos antojan con frecuencia algo forzadas e inverosímiles; por otra parte, la sucesión de acontecimientos es excesivamente rápida para un espacio de tiempo que se supone corto. Da la sensación de que la película busca fundamentalmente hacer reír, no tanto hacer pensar.

Pero Patricia Ferreira sale muy airosa del envite, la película es amable y se ve con mucho agrado. Además el rodaje en Vietnam colabora ciertamente en la vistosidad de la obra.

No es éste un film que aborde seriamente la adopción pero sí es una película divertida cargada de buenas intenciones y que defiende la amistad, la generosidad y el amor por encima de todo.

Hay una llamada a la tolerancia (racial, sexual, religiosa), una reivindicación de la dignidad de las mujeres que viven menosprecios, una defensa desesperada de saltar las burocracias (también las religiosas) cuando se trata de acoger y amar, una exaltación de la figura de los abuelos en nuestras familias.

La comedia se ve con deleite desde el principio. Si bien las situaciones son muy disparatadas y difícilmente creíbles, la profesionalidad del equipo de actrices saca el metraje adelante y hace de Thi Mai una obra estimable.

Divertida, humana y alegre, “Thi Mai, rumbo a Vietnam” es un film ideal para reír y pasar una estupenda tarde de cine en familia.

Josan Montull