Pero ¿qué es la verdad?: JURADO Nº 2
Dirección: Clint Eastwood. (USA 2024)
Intérpretes: Nicholas Hoult, Toni Colette, JK Simmons, Kiefer Sutterland.
Música: Mark Mancina
Fotografía: Ives Belanger.

Parecía mentira: el maestro Eastwood ha vuelto a dirigir una película; el que antaño interpretara a un brutal policía de métodos inmorales, regresa al cine para regalarnos una obra que propone una reflexión moral sobre la verdad. Y la ha rodado con una edad sorprendente, 94 años.
Justin Kemp, un joven bueno y familiar, que espera su primer hijo después de que su esposa perdiera en un aborto espontáneo a dos niñas gemelas, es llamado para formar parte de un jurado en un juicio por asesinato de alto perfil. Su sorpresa es mayúscula cuando en el juicio descubre que tal vez él ha estado involucrado en el caso. Su testimonio le hará entrar en un seria crisis ética… ya que podría utilizar lo que él sabe para influir en el veredicto del jurado y potencialmente condenar (o liberar) al asesino acusado, aun a costa de su propia libertad.
Estamos antes una película con una temática judicial. Eastwood, pausada e intensamente, narra el juicio con los necesarios flashbacks que van descubriendo la verdad de los hechos. Y aquí viene el dilema moral: hay que desvelar la verdad perjudicando la propia estabilidad familiar o hay que condenar injustamente a un inocente.
El jurado se reúne, reflexiona, dilata el veredicto y le da vueltas a un caso de aparente fácil solución. Poco a poco los miembros del jurado van descubriendo que nada es lo que parece y que juzgar es muy difícil.
También la fiscal tiene un dilema moral, puede reflexionar más la posible inocencia de la persona a la que acusa perdiendo la popularidad política que tiene o puede condenar sin más al acusado apuntándose un tanto en su carrera electoral.
Justin Kemp intenta el difícil equilibrio de liberar al acusado sin entregarse él mismo y, así, el film va avanzando como un thriler judicial que involucra al espectador y le hace entrar también en dilemas sobre la justicia, la verdad, la honestidad, la familia…
La ambigüedad moral de los personajes va recorriendo la cinta mientras nos muestra que para el hombre acomodado es más fácil burlar la justicia que para el pobre desgraciado.

Lógicamente, una película de estas características se apoya mucho en la veracidad que imprimen los actores. Todo el elenco está estupendo. Nicholas Hoult da vida a este pobre hombre, padre primerizo de familia, que pelea internamente contra sí mismo en un combate brutal en el que intenta aparentar siempre serenidad. Las miradas son claves en el film, son miradas que hablan, que expresan. En sus primeros planos la película muestra la imagen de la justicia con los ojos vendados, sin poder mirar; el último plano es el de la mirada sostenida de la fiscal con los ojos bien abiertos.
En los evangelios, entre las preguntas que se le formulas a Jesús hay una que no responde, se la formula Pilatos cuando le dice “¿Qué es la verdad?” (Jn 18,38). Resulta paradójico, Pilatos, que juzga a Jesús, tiene que tomar una decisión respecto a la verdad que va intuyendo y termina preguntándole al propio acusado dónde está la verdad. Algo parecido ocurre en Jurado nº 2, los profesionales de la verdad, terminan en un mar de dudas.
Clint Eastwood no presenta en sus películas a grandes héroes, casi son anti héroes, hombres que, en medio de contradicciones, y frecuentemente con la herida del alcohol, quieren ser buenos. Ahí está recientemente el Mike Milo de Cry macho, o el Earl Stoen en Mula, ahí está el ya legendario Walt Kowalski de Gran Torino o el pistolero William Muni en la oscarizada “Sin perdón; son todos ellos personajes ambiguos, profundamente humanos pero marcados con las contrariedades a las que les lleva la vida y tanto les dificultan para la honestidad, personajes que, bajo una apariencia fría, necesitan redención. Este Justin Kemp de Jurado nº 2, con una vida aparentemente feliz, necesita ser redimido de su culpa en un juicio en el que, paradójicamente, tiene que dictaminar qué es la verdad.
Estamos ante una obra seria, magnifica, sobria y profunda. Una estupenda película de corte clásico que disecciona el alma humana en medio de contradictorios vaivenes morales.
94 años y Clint Eastwood sigue dándonos lecciones de ética y lecciones de cine.
JOSAN MONTULL





Con “El francotirador” Eastwood vuelve al cine bélico centrando su narración en la reciente guerra de Irak. Durante más de dos horas nos narra la historia de Chris Kyle, el francotirador más letal en Irak. Su única misión es proteger a sus compañeros de ejército de los combatientes enemigos. Con una precisión excelente en sus disparos consigue salvar la vida de muchos compañeros y amigos en el campo de batalla. Por otra parte, mientras él combate en Irak custodiando la vida de los soldados, su esposa y sus hijos ansían que vuelva a casa y sienten una absoluta falta de protección.
Eastwood muestra el sinsentido de la guerra al descubrimos que los afanes de Chris para rehacer su vida ayudando a víctima americanas de la guerra de Irak se ven truncados cuando un antiguo soldado, al que está ayudando, le mata fríamente. Así son las cosas, nos dirá el veterano director, nadie sale indemne de la guerra, todos son víctimas. El que dispara a un hombre siempre es otro hombre. No hay buenos y malos, no hay ganadores.