En los márgenes

Radiografía de la injusticia: EN LOS MÁRGENES

Dirección: Juan Diego Botto. (España 2022)

Música: Eduardo Cruz.

Fotografía: Arnau Valls.

Intérpretes. Penélope Cruz, Luis Tosar, Adelfa Calvo, Christian Checa, Aixa Villagrán, Juan Diego Botto

Además de una poderosa industria del entretenimiento, el cine tiene la capacidad de emocionar, provocar, denunciar y remover conciencias. Esto es lo que ocurre en la opera prima como director de Juan Diego Botto. “En los márgenes” narra la cuenta atrás de varios personajes, con historias entrelazadas, que tratan de mantenerse a flote y sobrevivir a 24 horas claves que pueden cambiar el curso de sus vidas.

En la pantalla transitan mujeres, madres, que luchan diariamente por sacar adelante sus vidas y las de los suyos: Una madre árabe a la que los servicios sociales quieren arrebatarle a su hija, otra madre coraje que va a ser desahuciada de su casa, una tercera madre anciana que lleva tiempo sin ver a su hijo, avergonzado porque sus padres le avalaron y él lo perdió todo. También aparece un abogado volcado en la búsqueda de soluciones para las víctimas de un capitalismo salvaje que se va viendo engullido por la vorágine contra la que lucha.

Y todo ocurre con un vértigo extraordinario, sin tiempo de reflexionar y sin posibilidad de saborear la vida.

El nobel director dota de una excelente verosimilitud a todo el film, rodado en su casi totalidad con cámara en mano. La película explora el efecto que una situación de estrés económico tiene sobre las relaciones personales. El deambular de esos martirizados pobres entre la policía, los amigos, los servicios sociales, las colas del hambre y los abogados vocacionados llega a transmitir la angustia y el desasosiego que viven esos hombres y mujeres abocados a la pobreza y la marginación.

Los desahucios son el tema de fondo que va marcando toda la narración, pero no son sólo desahucio inmobiliarios; hay desahucios emocionales, como el del abogado empeñado en arreglar las situaciones de los demás e icapaz de sostener una relación, como el del adolescente en busca de un padre (que no padrastro) y que va tomando conciencia en el paseo entre las víctimas, como el del trabajador argentino (excelente Juan Diego Botto), capaz de dar consejos familiares a un compañero de trabajo e incapaz de acompañar maduramente a su compañera; como el de la anciana a la que los bancos esquilmaron y come diariamente sola frente a las fotos de su marido difunto y de su hijo desaparecido. Este caos de tensión rompe las relaciones personales y condena a la soledad a las víctimas. Sólo las organizaciones sociales y vecinales son capaces de aportar pequeñas briznas de esperanza desde la solidaridad y la lucha.

Con una Penélope Cruz y un Luis Tosar absolutamente geniales, “En los márgenes” se convierte en una película tan dura como imprescindible. Y es que cada año son varios cientos de miles de desahucios los que se producen en nuestro país. Por eso esta incómoda y estupenda película asusta por la realidad que transmite y provoca incomodad en el espectador que, inmerso en los márgenes de la sociedad, ya no puede mirar hacia otro lado.

Excelente debut del actor metido a director. Provocador mensaje. Necesaria. Imprescindible.

JOSAN MONTULL

The Mauritanian

Elogio de la conciencia: THE MAURITANIAN

Dirección: Kevin Macdonald

Guion: Rory Haines, Sohrab Noshirvani, M.B. Traven. Libro: Mohamedou Ould Slahi

Música: Tom Hodge

Fotografía: Alwin H. Kuchler

Reparto: Tahar Rahim, Jodie Foster, Shailene Woodley, Benedict Cumberbatch.

Existen películas destinadas a golpear la conciencia del espectador, son películas cuyas imágenes y secuencias se nos quedan dentro, películas cuyos diálogos recordamos y repasamos porque tienen un contenido que trasciende al argumento de la misma. Cuando, además, la película cuenta un hecho histórico reciente, el espectador se siente interrogado y vuelve con frecuencia a reflexionar sobre el film.

Tal es el caso de “The mauritanian” (El mauritano) historia real de Mohamedou Ould Slahi (Rahim), capturado en Mauritania por el gobierno de los Estados Unidos y conducido a la prisión de Guantánamo donde vivió -malvivió- durante años sin cargos ni juicio. A lo largo de esos años Mohammedou fue sometido a vejaciones y torturas ignominiosas con el fin de arrancarle una confesión. Tras haber perdido toda esperanza, Slahi encontró aliados en la abogada defensora Nancy Hollander (Jodie Foster) y su asociada Teri Duncan (Shailene Woodley). Juntos se tuvieron que enfrentar a innumerables obstáculos en una búsqueda desesperada de justicia.

La película tiene un arranque extraordinario y muestra a los personajes poco a poco. La expectación que el director busca para presentar al terrorista sorprende al espectador que se encuentra son un hombre bueno, pacífico y religioso, incapaz de pensar mal de la justicia norteamericana.

A medida que la historia va avanzando, asistimos a la brutal deshumanización de los carceleros que contrastan con la aparente bondad del preso. ¿será un asesino?, ¿un miembro de Al Khaeda responsable del atentado de las Torres Gemelas?

El director, Kevin McDonald, muestra su oficio y construye una película sólida, dramática y profundamente humana. La pantalla se estrecha para mostrar las secuencias de tortura queriendo así manifestar la opresión que vive el reo y vuelve al ancho normal para presentar la vida en libertad. Las escenas de la investigación discurren con rapidez y tensión. Los encuentros de las abogadas con Mohammedou tienen un pulso narrativo estupendo.

A lo largo de la película asistimos a un proceso interesante: todos los que se acercan al presunto terrorista van sintiéndose interrogados sobre la moralidad de sus propios actos y van teniendo problemas de conciencia. Las abogadas van evolucionando y se implican humanamente en el caso; el militar Stuart Couch, abogado del estado que lleva la acusación contra el mauritano, hace objeción de conciencia desde su fe cristiana al ver lo que pasa en Guantánamo.

La película -sólida y contundente- emociona y conmueve. Las interpretaciones son sobresalientes, Jodie Fostert está impecable en su papel de tenaz abogada, los primeros planos de Benedict Cumberbatch consiguen transmitir todo el debate moral interior que vive este soldado. Tahar Rahim, dando vida al reo, es un auténtico descubrimiento, está sencillamente genial.

Concebida con un corte clásico, la película toca muchos temas, y todos los toca bien: la dignidad humana, el estado de derecho, la fe como motor de libertad, la objeción de conciencia…todo tratado con un montaje impactante y acompañado de una música excelente.

“The mauritanian” es una muy buena película. Ideal para verla de un tirón, hacer luego silencio, pensar y finalmente hablar de ella. Es sencillamente la conmovedora historia de un acusado que se convirtió en testigo.

PARA TRABAJAR EN GRUPO

  • Comenta la evolución de la conciencia de

Nancy

Terry

Stuart Couch

  • Comentad las siguientes frases:
  • Stuart Couch: Dios siempre nos recompensa; de una forma un otra, todo saldrá bien.
  • Nancy Hollander:  He descubierto por qué construyeron la base allí, no es para alejar a los detenidos de los tribunales… sino a los carceleros.
  • Mohamedou Ould Slahi: Mis captores no pueden perdonarme por algo que jamás he hecho pero yo intento perdonar, quiero perdonar porque eso es lo que Allah, mi Dios, quiere. Por eso y no guardo rencor a aquellos que me maltrataron, no señor. En árabe la palabra libertad y la palabra perdón se dicen igual, así es como incluso aquí puedo ser libre. Durante 8 años he estado soñando con estar en un tribunal y ahora que estoy aquí estoy muerto de miedo, pero espero encontrar la paz porque creo que este tribunal se rige por la ley, no por el miedo, así que cualquier cos que decida su señoría la aceptaré. Que Allah nos perdone y esté con nosotros.

JOSAN MONTULL

INVOCAR, PROVOCAR, CONVOCAR

El tema vocacional siempre ha estado muy presente en la Iglesia. La actual crisis de vocaciones religiosas ha llevado a que la comunidad cristiana se pregunte desconcertada qué está haciendo mal y en qué se ha equivocado.

Ciertamente los tiempos no son nada fáciles. En una cultura postmoderna y líquida no es fácil que los jóvenes se planteen el sentido de sus vidas. Los mismos programas educativos europeos han escatimado la dimensión espiritual de las llamadas competencias básicas, dando por supuesto que hay que formar personas prácticas, políglotas, con habilidades digitales y poco reflexivas.

Hacer que los jóvenes descubran el sentido de sus vidas es lo mismo que animarles a que reflexionen sobre a qué son llamados para dar lo mejor de sí mismos. En los jóvenes cristianos hay una urgencia de la experiencia de búsqueda para discernir qué es lo que Dios quiere de ellos para que sean plenamente felices.

Ésta es una llamada importante para los educadores. A nosotros nos toca ser servidores que animen a los jóvenes a hacer su propio proyecto de vida teniendo a Jesús de Nazaret como centro.

Es necesario, pues, invocar al Dios que nos llama. De entrada, a los animadores de la fe nos toca ser hombres y mujeres orantes, que invocamos a Dios y lo tenemos permanentemente en nuestro horizonte. No podremos comunicar nada que no vivamos. La invocación al Espíritu de Jesús debe ser una característica del animador vocacional. Se nos pide ser personas profundas, orantes, de Espíritu.

Sólo así nuestra vida podrá ser una provocación. Nos toca también provocar, ir a contracorriente de un mundo que, con frecuencia, excluye a los pobres y menosprecia a los débiles. Nuestras comunidades cristianas deber ser una profecía de fraternidad y misericordia. La ternura, la pobreza, la entrega, el compromiso por los oprimidos deben marcar el ritmo de las comunidades. Nuestra vida como animadores vocacionales debe ser tan comprometida que sea una provocación valiente en un mundo que esconde el amor. Nuestras presencias de Iglesia deben ser testimoniales e incómodas en medio de una sociedad que se ha arrodillado ente el dinero y ha arrinconado la interioridad.

Por último, creo que es desde esa invocación y esa provocación, desde donde tenemos que convocar. Dios llama, lo ha hecho a lo largo de toda la Historia de la Salvación. Los grandes personajes veterotestamentarios se sintieron llamados por un Dios que les cambiaba los planes y les comprometía. En el Nuevo Testamento, María de Nazaret, Isabel, Juan Bautista…escudriñaron la Historia para descubrir la llamada de Dios y vivir su vocación. También Jesús llamó a muchos para seguirle. La llamada de Jesús es siempre una propuesta, nunca una imposición.

Nosotros tenemos que ser hoy instrumentos de esa propuesta. Es necesario convocar con nuestras palabras, nuestra vida y nuestro testimonio. Son muchos los jóvenes que, acompañados desde el afecto y la autenticidad por personas concretas y por una comunidad, pueden descubrir esa llamada. No se trata de algo excepcional y extraño. Hay que dar pasos para ir creando una cultura vocacional que normalice la propuesta y la respuesta.

Por todo esto y por la actualidad del tema, sugiero la lectura del libro de Jorge Juan Reyes “10 preguntas para comprender hoy la animación vocacional”. Desde la reflexión teológica y las sugerencias pastorales, el autor hace una exhaustiva reflexión sobre la animación vocacional.

Gracias, Jorge, por este libro cuya lectura invita a invocar, provocar y convocar. Gracias por este libro que nos anima a seguir siendo servidores de los jóvenes.

JOSAN MONTULL

Para seguir la presentación en el canal de Salesianos SMX haz click en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/user/SalesianosSMX

UN POQUITO DE POR FAVOR

Seguro que lo recuerdan. Era la frase paradigmática de Emilio, el portero del bloque en el que vivía una extravagante comunidad vecinal en la serie “Aquí no hay quien viva”. Cada vez que surgía algún lío, cuando aparecían los gritos, cuando las Asambleas de vecinos se convertían en un griterío insoportable lleno de insultos, cuando parecía que ya nadie hacía caso a nadie más que a su propia apetencia, Emilio gritaba angustiado, con su sempiterno acento andaluz, “Un poquito de por favor” pidiendo cordura y sentido común. Era la llamada desesperada al entendimiento y al orden, la llamada de quien siente vergüenza ante el espectáculo de aquella divertida comunidad. Y no es que Emilio tuviera una conducta ejemplar, no; también en su vida había momentos turbios y picaresca de la fina…pero la educación y los modales no había nunca que perderlos.

He recordado a Emilio en estos días. Ha sido al ver las algaradas callejeras en Barcelona, ciudad en la que he vivido y a la que amo de corazón. No daba crédito a la violencia, las barricadas, el lanzamiento de objetos, las cargas policiales, los insultos, los contenedores y coches quemados. Me sobrecogió especialmente ver en las imágenes a tantos jóvenes, algunos casi chavales, que habían hecho estallar la calle. ¿Qué han podido vivir, pensé, para estallar en esa agresividad?, ¿qué puede ocurrir en la cabeza de tantos jóvenes para desatar la violencia organizada en un momento concreto?, ¿qué ha ocurrido? Yo recuerdo la Barcelona multirracial, culta y creativa, mestiza y alegre en la que viví… ¿qué ha pasado con esos chavales?

Pero repaso las actitudes de nuestros responsables políticos, los que debe ser referentes para nuestros jóvenes, y tengo la sensación que en colocar la mecha del fuego callejero algo han debido contribuir nuestros profesionales de la política.

Desde hace tiempo el parlamento nacional y algunos autonómicos se han convertido en Sesiones tan desquiciadas como las Asambleas de “Aquí no hay quien viva”. Claro que no tienen ninguna gracia. Hay con mucha frecuencia tanganas sonrojantes de gritos y despropósito donde se insulta, se grita, se patalea y se descalifica permanentemente al otro. “Golpista, terrorista, vende patrias, traidor, mentiroso, carroñero, bloqueador, pactista, saboteador, fascista, reaccionario, facha, corrupto, indecente, indigno, hooligan, miserable, cobarde…” y otra serie de lindezas hemos escuchado estupefactos en los últimos meses mientras veíamos a nuestros bien pagados parlamentarios gritándose y faltándose al respeto un día sí y otro también. 

El problema estriba en que esos mandatarios nos representan, me representan… y no consiento que aquel a quien yo elijo y pago para representarme haga de la mala educación un estilo de hacer.

Pero nos representan, mal que nos pese, nos representan. Por eso podemos exigirles. La política es el arte de lo posible. Hoy urge que nuestros políticos se miren a los ojos y recuerden que sus palabras y gestos nos representan a todos. Porque queremos que la convivencia, la tolerancia y la concordia sean posibles.

Tengo la sensación que tras los cocteles molotov y la violencia callejera está la incapacidad de nuestros políticos para hablar sin gritarse, dialogar sin interrumpirse y debatir sin insultarse.

En más de una sesión parlamentaria, viendo las algaradas y la desilusión violenta de la calle, tendría que aparecer el bueno de Emilio gritando “Un poquito de por favor” … a ver si aparece el sentido común y el respeto…no sea que al final el título de la serie se aplique a nuestra convivencia y tengamos que decir que “Aquí no hay quien viva”.

JOSAN MONTULL