EL LEGALIZADOR
De pasta de boniato se me quedó el careto hace unos días. No podía creerlo. Un político con responsabilidades en un gobierno autonómico decía en una entrevista que él legalizaría la droga. Así, como suena. Si ambages ni correcciones.

Joan Saura defiende legalizar ‘todas las drogas’
Hace unos años, ¿recuerdan?, cuando se hablaba de este tema las ideas iban en el difícil equilibrio de las drogas duras y las blandas. Los partidarios de la legalización decían entonces que lo que había que legalizar están las drogas blandas; las duras, no, faltaría más, pues los yonkis y los colgados de aquel momento, la peña tiradilla de los barrios periféricos, andaban arrastrados en las aceras mientras la jeringuillas jugaban malas pasadas. Eran los tiempos en los que la droga, llamada entonces dura, era patrimonio exclusivo de los pobres. Entonces se veía claro que aquello era un mal rollo y una degeneración. Llegaba también el SIDA e iban cayendo los pobrecillos desgraciados que era una pena verlos, oiga usted. Lo otro, lo de los porritos inocentes y la maría de buen rollo era como muy normal, decían…todo el mundo lo hace.
NOTICIA A LA QUE HACE REFERENCIA EL ARTÍCULO (artículo de Febrero 2007)
Tuvieron que tener el SIDA varios millonarios (actores, deportistas y gente del espectáculo que de pobres no tenían nada) para hacer caer en la cuenta de que los malos rollos no eran sólo patrimonio de los humildes sino que podían tocar las mismísimas tripas de la jet set pata negra. Y cambiaron las tornas…y la moral…y la concepción de la droga y de las enfermedades. Y con tanta separación dura-blanda, blanda-dura, ya no quedaba muy claro lo que era normal y lo que era malo.

Y los tiempos siguen corriendo. Y de pronto llegan las pastillas, las pastis, las pirulas, llámelas usted como quiera, y resulta que, aunque están a la orden del día en ambientes discotequeros, tienen muy malas bromas. Y provocan accidentes, y peleas de aquí te espero, y vandalismo brutal, y lesiones cerebrales irreversibles. Y, por si fuera poco, matan.
¿Qué nos queda pues, señor consejero?, ¿la coca?, tan moderna que los artistas y famosotes se la meten con frecuencia, ¿sabe usted, señor consejero, que la cocaína tiene un poder aditivo brutal que está destrozando la vida de muchas familias y que en nuestra vecina Lleida, por ejemplo ha tenido en los menores de edad una subida del 100 por 100 de consumo en los último dos años?.

Hombre, legalizar por legalizar, siempre nos quedará el cannabis, total, un porrito no hace mal a nadie. ¿Sabe usted, señor consejero, que hoy el cannabis que se consume en España es 15 veces más potente que el que se consumía hace 15 años?, ¿sabe usted que las posibilidades de desarrollar una esquizofrenia en un chaval son del 6% antes de consumir cannabis y de 60% si se consume habitualmente?, ¿sabe usted, señor consejero, que muchísimos de los problemas de fracaso escolar tiene su origen en el uso de estupefacientes por parte de los menores (y no olvide que somos el primer país con fracaso escolar de la CEE).
Sorprende que en un país como el nuestro, que ha implantado una ley antitabaco tan seria, se permita usted estas declaraciones. O son fruto de la ignorancia o de un populismo desmedido, pero en todo caso constituyen una grave irresponsabilidad y una falta de respeto a tantas familias que viven el problema de la droga en su casa y a tantos educadores que nos afanamos en trabajar con los chavales para prevenir y ayudar ante esta amenaza que pende sobre sus cabezas.
¿Sabe usted que en países vecinos los chavales no pueden entrar en las escuelas con camisetas en las que haya hojas de marihuana o anagramas que frivolicen el tema porque ya están hablando de tolerancia cero?, ¿Sabe usted que en nuestro país todos esos objetos que hacen bromitas y guiños estéticos sobre las drogas se pueden adquirir en cualquier comercio
En fin, creo que tiene que medir sus palabras ya que no estamos hablando de chiquilladas ni tontaditas. No es un tema de seguridad ciudadana, sino de ética. Es como si quisiera usted liberalizar la venta de armas a una persona con tendencias suicidas.
En fin, Pilarín, lo que nos toca oír. Oyéndole a usted me atrevo a parafrasear el trabalenguas y decir: la droga está ilegalizada, ¿quién la legalizará?, el legalizador que la legalice buen manipulador será.
JOSAN MONTULL
De pronto las letras, cada letra, se han convertido en paradigmas históricos con una fuerza incontenible para mover los hilos de la historia. Cada letra se enseñorea de serlo y se pasea por las pantallas y las páginas con todos los respetos, manteniendo una identidad propia, un pedigrí a prueba de bomba y una elegancia pata negra.
Pongamos por ejemplo la B. Es el prototipo de la peña que nunca se juega el físico, de todos aquellos que necesitan de una buena V para aparecer en situaciones comprometidas. Los hombres “B” son aquellos que necesitan extras, los que siempre precisan de alguien que les guarde las espaldas… Cuando aparece una situación comprometida envían la gente “V” , otros tipos que hacen los mismo y dan el pego.
La “X” es la que no tiene personalidad…no tiene tan siquiera sonido propio…se suplanta a sí misma adoptando ora sonido S…ora sonido KS. Cobarde, falsa, tramposa…impersonal…

Hay, eso sí, una característica común en algunos de ellos: cuando sus padres están separados –mal separados- y las desavenencias entre ellos son manifiestas, los chavales se resienten.
Creo que algo parecido está empezando a ocurrir con la clase política. Quienes, como los hijos, deberíamos ser los destinatarios de sus esfuerzos, nos convertimos en testigos de cómo nuestros ediles se descalifican, insultan y maldicen entre ellos.
Crecemos así, sin modelos éticos No son para nosotros referencias morales; en el fondo no nos quieren, no les interesamos. Al final nos dan el regalito, tal en forma de fútbol o de programa del corazón, para enviarnos de nuevo a casa…con la soledad de quienes se saben abandonados de sus dirigentes, olvidados por aquellos que un día prometieron que nos iban a servir.
Como en otras ocasiones, no sólo sorprende la violencia de la agresión, sino la tranquilidad con la que ésta se graba y el aviso a la violenta de que vaya parando porque hay gente cerca; mientras, la agresora lanza con calma una lluvia de golpes y patadas a la víctima que solloza en el suelo.
Yo creo que la agresión en sí, la de Sabadell y la de tantos otros sitios, es un reflejo terrible de nuestras miserias y cobardías. Sí, entre todos hemos hecho una sociedad permisiva hasta las trancas con los jóvenes; hay tanta súper protección, tanto mimo, tanta blandenguería que la Escuela, por ejemplo, no les puede suspender para que no se depriman; hoy se puede faltar al respeto sin contemplaciones a cualquier adulto sin que nada ocurra porque se amparan en una impunidad real. Muchos padres han tirado la toalla de la educación de sus hijos y les defienden a toda costa, incluso desprestigiando a sus maestros. Muchos educadores tienen que aguantar lo inaguantable y cualquier tipo de sanción para un menor (no “contra” un menor) supone un auténtico viacrucis de documentos y expedientes.