CONCERTADA DESCONCERTADA

Otra vez. Como un mantra reiterado y sempiterno, la Escuela Concertada ha vuelto a salir a la palestra. Había estado dormido el tema durante la pandemia, pero, en cuanto se ha tratado de repartir dinero para que las escuelas puedan reabrir con garantías sanitarias, a la Concertada la han dejado al margen, orillada e ignorada. Y de nuevo se ha desenterrado el hacha de la descalificación y la mentira para justificar lo que es difícilmente comprensible. Y ha vuelto el desconcierto.

Se lo intento explicar a Clara, refugiada colombiana, cuyos hijos van a un centro concertado, ella también a un proyecto social animado por la misma entidad, y no entiende nada. También me lo pregunta Carlos, cristiano militante sindical cuyo hijo asiste a una escuela concertada y a un Centro Juvenil que depende de la misma Congregación. Y Farah, que huyó del miedo de la guerra y quiere que sus dos hijos crezcan como buenos musulmanes en un Centro Católico en el que se habla de Dios con respeto y se enseña la tolerancia religiosa. Lo hablo con Pepe, que –como cristiano- quiere que sus tres hijos se eduquen en una escuela cristiana. Y lo comento con militantes de todos los colores políticos –de todos- que han descubierto en la Concertada un ambiente educativo en el que quieren que crezcan sus hijos e hijas.

También me preguntan qué es lo que pasa para que varias familias cuyos hijos no han podido acceder a una Escuela Concertada se hayan quedado fuera porque ya no hay plazas.

La libertad para escoger un Centro educativo es una consecuencia lógica de un Estado que apuesta por las libertades y la tolerancia; la imposición de un único sistema escolar me parece propio de países que vulneran derechos elementales.

Veo el enorme esfuerzo de tantos profesionales de la Enseñanza que día a día se dejan la piel en Escuelas Concertadas y no acabo de entender este persistente menosprecio de algunas autoridades al trabajo de estos colectivos. Miro con esperanza posiciones políticas como la del Gobierno de Aragón, aún minoritarias, que incluyen a la escuela concertada en la dotación de recursos, el diálogo, el trabajo conjunto por la salud de todos y en especial por la de los más vulnerables.

En una sociedad como la nuestra, que constata la desorientación de tantos jóvenes, en lugar de alentar la unidad de todos los que trabajamos en el ámbito educativo, desde muchas Administraciones se fomenta la división y el desencuentro y se busca la contraposición y hasta el enfrentamiento entre la Escuela Pública y la Concertada.

Desearía un poquito de respeto, un cese radical de las mentiras y los prejuicios. Desearía que dejen de enfrentarnos con la Escuela Pública, en donde hay experiencias estupendas y profesionales fabulosos; desearía que, cuando se hable de la Concertada, se dejara de hablar de tópicos como el adoctrinamiento, la derecha, el clasismo y otras milongas propias de quienes, sin tener ni idea de educación, quieren controlar la Escuela y sienten un repelús innato a todo lo que suponga espiritualidad y libertad.

Porque estamos hartos, de verdad, hartos de la palabrería permanente de algunos políticos que, en lugar de agradecer lo que esta opción de Escuela hace por la sociedad, se esfuerzan en querer arrinconarla cada vez un poco más. Estamos hartos de tener que justificarnos por hacer el bien y trabajar con ilusión.

Pasen, por favor, a ver estos Centros y Escuelas. Vean su estilo educativo, los valores que mueven la docencia, los proyectos sociales que se llevan a cabo, la prolongación en el Tiempo Libre de las horas lectivas, la tolerancia a todos los credos, el estilo educativo con el que se trabaja, el voluntariado que generan estas experiencias, los valores que se trasmiten…Vayan a verlo y luego redacten leyes y distribuyan el dinero de todos, pero háganlo mirando a los ojos a personas que -como Clara, Farah, Carlos, Pepe y tantos otros- confían lo mejor de sus vidas, sus hijos, a unas instituciones concertadas en cuya bondad creen y cuya confianza han otorgado.

JOSAN MONTULL

Aquí una reflexión con fecha de Abril de 2017 https://josanmontull.com/2017/04/05/libertad/

LIBERTAD

LIBERTAD

La manifestación en favor de la libertad de enseñanza que tuvo lugar en Zaragoza el pasado martes desbordó las previsiones más optimistas de los organizadores. Donde se esperaba la asistencia de 10.000 personas, llegaron 40.000. Eran hombres y mujeres de todas las raleas, gente del profesorado, de la limpieza y de la Administración de las escuelas. Había padres y madres, alumnos y alumnas…y mucha gente joven. Me sorprendió ver a universitarios que habían pasado años en escuelas concertadas y que acudían a la manifestación sabiendo que los que se jugaba era el reconocimiento del ámbito escolar en el que habían crecido y se habían educado.

Entre los asistentes reconocí y abracé a personas del más amplio espectro político. Había votantes y simpatizantes del PP, de Ciudadanos, del PAR, de la CHA, de Podemos, de IU y muchos votantes socialistas.

También abracé a maestros de la Escuela Pública que participaban de la manifestación. Algunos llevaban a sus hijos a escuelas concertadas, pensé…

40.000 personas en Aragón. 40.000 historias. 40.000 voces unidas para manifestar su hastío por políticas que ponen la escuela concertada en el punto de mira y que la utilizan como moneda de cambio para cuestiones partidistas.

Desde hace años la Escuela Concertada lleva viviendo descalificaciones sistemáticas y calumnias permanentes que pretenden empañar todo el trabajo extraordinario que tantos trabajadores llevan a cabo en un ámbito tan sagrado como es la educación de nuestros chavales. Por eso quiero expresar que:

  • No es cierto que la escuela concertada ideologice con un catolicismo rancio a los jóvenes.
  • No es cierto que la Concertada sea la escuela de los ricos. En ella hay chavales inmigrantes, acnés y chicos y chicas en situación de exclusión social.
  • No es cierto que el apoyo de la Administración a la Escuela concertada suponga ir en contra de la Pública.
  • No es cierto que niños y niñas de confesiones religiosas no cristianas no puedan acceder a la Escuela Concertada.

Toda mi vida he trabajado en la Escuela Concertada. He estado durante años en Proyectos de Integración que una Ley de Educación suprimió; he dado clase a jóvenes en escuelas de adultos; he sido tutor de chavales con penas judiciales, he enseñado cultura religiosa a cristianos, musulmanes y no creyentes; he rezado en mezquitas con jóvenes islámicos y en iglesia con cristianos, he dado clase de Historia y de Lengua a jóvenes que estudiaban mecánica, electricidad o administración, he enterrado a alumnos y he llorado con otros, he hecho Campamentos, Colonias, Viajes con muchos niños y niñas; he hecho Teatro en pueblos de nuestra comunidad autónoma con muchos jóvenes; he sido testigo de compañeros profesores y alumnos que han hecho y hacen campos de trabajo en el Tercer Mundo, sigo animado un Centro Juvenil y sigo dando clase y compartiendo muchas horas con jóvenes. Y esto no lo hago solo…lo hago con otros compañeros y compañeras de la Escuela Concertada que se dejan la piel en la educación dedicando muchas horas a innovar, aprender, inventar formas de hacer una Escuela solidaria, inclusiva y popular acorde a los tiempos y con vocación de trasformar la Historia.

Guardo una excelente relación y amistad con muchos compañeros de la Escuela Pública. Creo que unos y otros estamos llamados a trabajar juntos y a ayudarnos. No tengo ninguna duda que el pretendido enconamiento de los dos tipos de escuela responde a intereses políticos oscuros, rancios y casposos que poco tienen que ver con la Educación.

Y es que la Educación no es un problema de estrategias de poder para relegar a unos o a otros en aras de un pretendido bien común. Aquí no hay ni derechas ni izquierdas. La educación es un problema de amor. Sólo desde el amor se puede entrar en la dimensión sagrada de una criatura para irla formando y ayudando a madurar. Ese amor es el que debe hacer que haya un respeto extraordinario por los hombres y mujeres que trabajan en Escuelas, concertadas o públicas, por el bien de los chavales. Utilizar la Escuela como moneda de cambio es una perversión política mediocre y trasnochada.

Recuerdo mis primeras manifestaciones. Alboreaba la democracia y la policía nos perseguían a golpes. Los estudiantes de entonces queríamos romper la inercia de una dictadura que no acababa de desaparecer. Más de un porrazo y un susto me llevé. Gritábamos “Libertad” y corríamos. Queríamos cambiar las cosas entre la ilusión y el miedo.

Lo recordé el martes en las calles de Zaragoza. Qué hermoso, pensé, es manifestarse sin que te persigan o te detengan. Pero, recordando aquellos lejanos años de la agonía de la dictadura pensé que lo que defendíamos era lo mismo. En el fondo, defender la libertad de enseñanza no es un problema de titularidades y presupuestos. Lo que se defiende no es sólo la Escuela, se defiende la libertad…y cuando una Administración amenaza la libertad hay que salir a la calle con la cabeza bien alta defendiendo de nuevo la dignidad.

JOSAN MONTULL

(artículo de opinión, para El Diario del Altoaragón, Huesca)

COMUNICADO  de la Federación Maín de Centros Juveniles Salesianos de Aragón, Monzón, Huesca y Zaragoza.

Fed MAIN Comunicado Conciertos Educativos