Septiembre 5

…pero ¿Qué es la verdad?: SEPTIEMBRE 5

Dirección: Tim Fehlbaum. (Alemania 2024)

Reparto: Peter Sarsgaard, John Magaro, Ben Chaplin, Leonie Benesch

Música: Lorenz Dangel

El atentado que el grupo Septiembre Negro provocó en los Juegos Olímpico de Múnich de 1972 fue una sacudida extraordinaria. Alemania, con el todavía remordimiento y vergüenza de su pasado nazi, vivió desbordada como un grupo de atletas judíos eran secuestrados y asesinados sin que nada pudieran hacer las autoridades.

A todo el mundo esta tragedia le sorprendió. Era imposible pensar que un acto tan perverso y calculado podía llegar a hacerse.

El equipo de periodistas deportivos estadounidenses de la ABC que cubrían los juegos se vieron de repente obligados a cubrir la crisis de los rehenes de los atletas israelíes secuestrados.

La película cuenta la retransmisión en directo de aquel atentado que se hizo con teletipos y unos medios que hoy se nos antojan casi rupestres.

Toda la tensión, nerviosismo y desbordamiento de los periodistas antes aquel suceso es contado con una precisión excelente.

Lógicamente, el film aborda el problema ético de la información periodística, ¿todo se puede decir? ¿todo se puede contar? ¿Hay algún límite para la información, aunque lo que se va a contar sea verdad?

Cuando nuestros periodistas consiguen retransmitir en directo cómo se van apostando policías en los tejados, caen en la cuenta de que los terroristas tienen televisión en las habitaciones donde están secuestrados los atletas y estarán viendo esas mismas imágenes.

¿Dónde está el límite de la verdad? ¿Se puede ocultar información para que otras cadenas no copien lo que es una primicia? ¿quién debe ser el primero en dar cualquier noticia? ¿hay que contrastarla siempre la información para cerciorarse que es verdad antes de emitirla, urgida por lo angustioso de los acontecimientos?

El resultado es un thriller periodístico estupendo, clásico, tenso, con un manejo de la fotografía y un montaje que deja sentado al espectador e inmerso en una historia envolvente y angustiosa, una historia cargada de dilemas éticos que quedan abiertos para que sea el espectador el que juzgue.

Una gran película.

JOSAN MONTULL

EL CARRITO DEL LIGUE

Los noticieros televisivos son cada vez más escalofriantes. Te sientas tranquilamente a ver las noticias para intentar estar al día, y lo que ves te produce escalofríos: la guerra de Ucrania, con un aporte de material bélico permanente; la guerra en Gaza y Líbano, con matanzas sobrecogedoras que se ensañan con los niños y lo más frágiles; la llegada a nuestras costas de pateras cargadas de hombres, mujeres y criaturas que huyen del hambre, la injusticia y la violencia; la vergonzante deriva de la política española, con representantes del pueblo que se insultan con mala educación mientras cobran sueldos importantes; los sucesos de Venezuela, con una violencia cada vez más manifiesta… Lo cierto es que el televisor inquieta cuando muestra un mundo canalla que produce víctimas inocentes y perpetua el horror.

Pero, como quien no quiere la cosa, y gozando de muchos minutos de tele, ha habido una noticia que me ha descolocado y me ha hecho tomar conciencia de que hay quien nos considera imbéciles de solemnidad.

Me refiero al tema de los ligues en los supermercados. La televisión va detallando, con una sonrisa picarona de quien presenta, qué es lo que hay que hacer para tener éxito en alguna aventura sentimental. Es, al parecer, la nueva moda. El súper se convierte en el terreno para la seducción que cuenta con todo un reglamento–detallado en el noticiero y que lógicamente hay que conocer- que expresa las peticiones del que arrastra el carrito y busca algún rollete.

Hay que llegar a una hora concreta, no valen todos los momentos del día. Luego hay que conocer y dominar bien el código de lo que se pone en el carro. De entrada, hay que poner una piña al revés (para diferenciarse –con esta postura anómala- de los que comprar la piña para su despensa).

Luego hay otros productos que van dando concreciones sobre las apetencias del seductor o seductora. Si, por ejemplo, se añade un paquete de lentejas, es que se quiere que el romance tenga larga duración (las legumbres que duran más tiempo y cocinas platos hogareños). Una relación rápida, esporádica y fugaz se expresa con productos de pronta caducidad: una lechuga, una pizza precocinada. Si lo que se quiere es una relación definitiva, hay que poner un melón.

Una vez que el carrito tiene lo pertinente para expresar las preferencias románticas de quien lo lleva, hay que recorrer los pasillos del supermercado buscando a otra persona que hay puesto lo mismo en su carrito. Si se la encuentra y el paseante del carrito es del agrado del seductor, hay que chocarle con el carro mientras se esgrime una sonrisita picarona buscando que surja el amor.

Pues sí, semejante gilipollez ha salido en los telediarios, tamaña imbecilidad ha sido noticia… una noticia que ha ocupado tantos minutos, o más, que las de las tragedias que nos estremecen.

Y es allí cuando uno, como les decía, empieza a convencerse de que, en este país, burguesito, de charanga y pandereta- hay quien nos quiere tontos, pero muy tontos, manipulables y tontos. Que esta memez sea noticia es una prueba de la mediocridad intelectual, y hasta moral, de quienes mueven los hilos de las informaciones.

Hay quien nos quiere incultos, acríticos y manipulables. Hay quien quiere hacer de nosotros unos perfectos melones… tan melones que, si nos descuidamos, acabaremos en el interior de un carrito del Súper a la hora del amor.

JOSAN MONTULL

Los archivos del pentágono

El riesgo de la verdad: LOS ARCHIVOS DEL PENTÁGONO

Pais: USA 2018

Dirección: Steven Spielberg

Guion: Liz Hannah, Josh Singer

Música: John Williams

Fotografía: Janusz Kaminski

Reparto: Tom Hanks, Meryl Streep,

Jesse Plemons, Bob Odenkirk,

Matthew Rhys,Michael Stuhlbarg,

Sarah Paulson, Alison Brie,

Carrie Coon, David Cross,

Bruce Greenwood, Tracy Letts,

Bradley Whitford, Zack Woods.

Desde que en 1975 el entonces joven Steven Spielberg dirigió “Tiburón”, cada una de sus películas ha suscitado una gran expectación y, salvo en contadas ocasiones, no han decepcionado al público.

Sorprende, por otra parte, la variedad de géneros que ha tratado: las aventuras, la ciencia ficción, el drama, la fantasía, el thriller, la animación, el cine histórico, el bélico…En su último film nos presenta una interesantísima película de periodistas inspirada en hechos reales.

A principios de los 70, el Washington Post vive un periodo de una precariedad económica muy preocupante. Su editora, Kateherine Graham (Meryl Streep) tiene que lidiar con los accionistas para ir financiando el periódico. El mundo de estos accionistas es masculino y machista y tienen para con Katherine consejos infantiles y una comprensión paternal por tratarse de una mujer que, además, ha sufrido el suicidio de su esposo, anterior editor.

Liderando a los periodistas del Post está Ben Bradlee (el polifacético Tom Hanks). Éste, en cuanto descubre todos los archivos secretos del Pentágono busca apasionadamente su publicación. Estos documentos son muy delicados, sacan a la luz toda una serie de mentiras sobre la Guerra de Vietnam que ocultaban oscuros intereses. En ellos se da a conocer que la Guerra se consideró derrotada para los USA desde años antes de terminar y que miles de jóvenes norteamericanos fueron llevados con engaños triunfalistas a una batalla perdida de antemano.

Ante este material tan suculento como escandaloso en las manos, Ben y Katherine se ven en el dilema de publicarlos o no, máxime después de que lo ha intentado el New York Times y ha caído sobre él la censura y el acoso policial.

Publicar, para que descubra la verdad y arriesgarse a la cárcel y al cierre del periódico o callar para ocultar la verdad y asegurarse sustanciosos dividendos de los accionistas y la bendición de los políticos.

Con estos mimbres, Spielberg teje un film magnífico. Con una estructura de thriller clásico, Spielberg lanza al espectador un dilema moral, ¿qué harías tú?… ¿optar por la verdad incómoda o por la sumisión tranquila?, ¿aceptar como mujer una sumisión relajada al mundo masculino exclusivista o hacerte valer aun a riesgo de perderlo todo?, ¿optar por un periodismo al servicio de los gobernados o al servicio de los gobernantes?

Spielberg maneja estupendamente los tiempos y es capaz de ir apretando el acelerador de un guión que comienza muy pausado y que va complicando a cada minuto. Hay varias escenas memorables, la conversación con varios teléfonos a la vez en casa de Ben previendo las consecuencias que podía tener el desacato a la imposición de la censura, el tenso debate en casa de Graham de Katherine rodeada de hombres siendo obligada a tomar una decisión mientras las rotativas esperan, o el hermoso final en el que Ben y Katherine hablan tranquilamente bajo la inmensa maquinaria del periódico.

La música del habitual John Williams sigue jugando a favor del relato de Spielberg como un mecanismo de relojería. La producción, la ambientación y el guión son simplemente magníficos.

Aunque estamos ante una película bastante coral, si algo sobresale en el film es la actuación de Meryl Streep; es absolutamente extraordinaria. Ha habido quien ha dicho que es el mejor papel de la mejor actriz del mundo. La Streep se mete literalmente en la piel de una mujer con un pasado duro, una fragilidad manifiesta pero con un sentido de la responsabilidad moral extraordinario.

“Los archivos del Pentágono” es un film estupendo, una reflexión ética profunda y sólida, una lección de lo que debe ser el periodismo…una lección de lo que es el cine…el muy buen cine.

JOSAN MONTULL