Mediterráneo

Brazos abiertos: Mediterráneo

Dirección: Marcel Barrena (2021)

Guion: Danielle Schleif. Historia: Marcel Barrena, Óscar Camps

Música: Arnau Bataller

Fotografía: Kiko de la Rica

Reparto: Eduard Fernández, Dani Rovira, Anna Castillo, Sergi López, Àlex Monner…

El 2 de Septiembre de 2015 en una playa turca apareció el cuerpo sin vida de Aylan Kurdi, un niño sirio de menos de cinco años que murió ahogado junto a su familia cuando huían de la guerra y buscaban encontrar asilo en Europa. Sólo consiguió salvar la vida su padre, Abdullah.

Cuando apareció su cuerpecito, boca abajo, contra la arena de la playa, Aylan vestía un pantalón corto de color azul, una camiseta roja y unas sencillas zapatillas.

La fotografía estremeció al mundo y conmovió muchas conciencias. El socorrista Óscar Camps, de Badalona, al ver la fotografía sintió una llamada a ir a las costas griegas para salvar a los inmigrantes que intentaban atravesar el mar buscando la supervivencia.

La película narra la vocación secular y solidaria de este hombre, que fundó la ONG “Proactiva Open arms” para abrir los brazos a los refugiados, que zozobraban en el Mediterráneo en abocados a la muerte.

El film entretiene y estremece porque el tema es real e incómodo. Si bien no consigue ahondar en la vocación solidaria de este hombre, sí que aparecen bien reflejados los problemas que conlleva una opción tan provocativa. Conforme van avanzando en esta vocación, estos héroes tienen que enfrentarse con sus propios demonios y miedos para seguir adelante.

Eduard Fernández da vida al carismático Óscar Camps, bien secundado por Anna Castillo, Dani Rovira y Sergi López.

Bien rodada, la película provoca e invita a hacerse muchas preguntas: ¿es justo dejar a las personas en el mar?, ¿podemos acoger a todos?, ¿no tiene que buscar Europa soluciones humanas a este drama?, ¿no está generando la misma Europa este aluvión de miseria?…

Mientras el espectador se hace estas preguntas, nuestras “socorristas” no se detienen, no hay tiempo para interrogantes y respuestas, la urgencia es salvar vidas. Hay que echarse al mar, una y otra vez para sacar del agua a personas que, como el pequeño, Aylan, sólo quieren sobrevivir.

Hay que verla.

JOSAN MONTULL

Thi Mai «rumbo a Vietnam»

Locas por acoger: THI MAI RUMBO A VIETNAM

 

 

España 2018

Dirección: Patricia Ferreira

Guion: Marta Sánchez

Música: Fernando Velázquez

Fotografía: Sergi Gallardo

Reparto: Carmen Machi, Adriana Ozores,

 Aitana Sánchez-Gijón, Dani Rovira,

Pedro Casablanc, Eric Nguyen.

Duración: 90 minutos

 

El tema de la adopción ha sido llevado a la pantalla en muchas ocasiones. Los difíciles engranajes para ensamblar las vidas de las familias adoptantes con los niños adoptados proporcionan una tensión dramática interesante para un buen guión.

Patricia Ferreira, que ya habló de la crisis de la familia en la estupenda “Los niños salvajes”, lleva ahora el tema de la adopción a la pantalla desde la perspectiva de la comedia con muy buen resultado.

La película nos cuenta la apasionada aventura de tres amigas. Después de perder a su hija en un accidente, Carmen (Carmen Machi) queda destrozada y su vida aparece vacía y sin sentido. Por más que sus dos mejores amigas, Elvira (Aitana Sánchez-Gijón) recién despedida de su trabajo y Rosa (Adriana Ozores), mujer víctima de un matrimonio penoso, intentan animarla, Carmen no levanta cabeza.

Un día recibe una inesperada carta de la agencia de adopción: a su hija le habían concedido una niña vietnamita que había pedido en adopción y cuyo nombre es Thi Mai. Ilusionada por tener una inesperada nieta, Carmen emprende un loco viaje a Vietnam acompañada de sus amigas para poder adoptar a Thi Mai. En Vietnam se encuentran con un funcionario rígido pero de buen corazón y con un joven español, Andrés (Dani Rovira) que les echará una mano en su aventura.

En medio de una cultura totalmente desconocida y de una maraña burocrática endiablada, este disparatado colectivo hará lo posible para que la adopción sea una realidad. Por otra parte la alocada personalidad del grupo de amigas llevará a unas aventuras absolutamente estrambóticas y divertidas.

La primera parte del film, de corte dramático, termina en cuanto se inicia el exótico viaje a Vietnam. A partir de ese momento, la narración se torna ágil, hasta precipitada, si bien a veces no muy bien concatenada. Las situaciones se nos antojan con frecuencia algo forzadas e inverosímiles; por otra parte, la sucesión de acontecimientos es excesivamente rápida para un espacio de tiempo que se supone corto. Da la sensación de que la película busca fundamentalmente hacer reír, no tanto hacer pensar.

Pero Patricia Ferreira sale muy airosa del envite, la película es amable y se ve con mucho agrado. Además el rodaje en Vietnam colabora ciertamente en la vistosidad de la obra.

No es éste un film que aborde seriamente la adopción pero sí es una película divertida cargada de buenas intenciones y que defiende la amistad, la generosidad y el amor por encima de todo.

Hay una llamada a la tolerancia (racial, sexual, religiosa), una reivindicación de la dignidad de las mujeres que viven menosprecios, una defensa desesperada de saltar las burocracias (también las religiosas) cuando se trata de acoger y amar, una exaltación de la figura de los abuelos en nuestras familias.

La comedia se ve con deleite desde el principio. Si bien las situaciones son muy disparatadas y difícilmente creíbles, la profesionalidad del equipo de actrices saca el metraje adelante y hace de Thi Mai una obra estimable.

Divertida, humana y alegre, “Thi Mai, rumbo a Vietnam” es un film ideal para reír y pasar una estupenda tarde de cine en familia.

Josan Montull

 

 

 

Refugiados en el cine

Refugiados en el cine: 

12 películas para una reflexión

 

La reciente llegada dramática de miles de refugiado que vienen a Europa arrastrando un dolor indescriptible y huyendo del miedo y la guerra, hace que os ofrezca una lista de películas que tratan este tema y que pueden servir para debatir en nuestro ambiente educativo y reflexionar sobre esta situación dramática que nos interpela y exige una respuesta.

El tema de los refugiados ha sido muy tratado en el cine. Han sido muchas las películas que han abordado del tema. Estas doce (de las muchas que hay) pueden ser trabajadas con adolescentes y jóvenes. No están ordenadas por mis gustos personales sino cronológicamente por su año de realización. Sorprende ver que Francia es el país que más ha tratado este tema en el cine.

Como educador, las que creo que pueden funcionar mejor con adolescentes son la 3 y la 12; aunque cinematográficamente hay otras que tienen más valor.  Claro que esto siempre es muy subjetivo.

 

  1. Adiós muchachos (de Louis Malle. Francia 1987). En un internado carmelita francés durante la segunda guerra mundial, uno de los niños internados es un judío al que la comunidad religiosa mantiene oculto y protegido. El compromiso de la comunidad traerá consecuencias dramáticas.
  2. Las tortugas también vuelan (de Bahman Ghobadi: Irán e Irak 2004). Los habitantes de un campo de refugiados del Kurdistán buscan desesperadamente una antena parabólica para conseguir noticias de un inminente bombardeo de los Estado Unidos. Los niños marcados por la guerra protagonizan la búsqueda de la antena. Rodada con actores no profesionales.
  3. Cuando naces ya no puedes esconderte (de Marco Tullio Jordana; Italia y Francia 2005). Sandro, un niño de doce años de familia acomodada de Brescia, cae el mar en plena noche desde un yate. El niño es avistado por una embarcación de inmigrantes ilegales. Desafiando a los traficantes de personas, que prefieren seguir adelante, un chico de 17 años, Radu, se lanza al mar para salvarlo y subirlo a la embarcación.
  4. Edén al oeste (de Costa Gavras; Francia, Italia y Grecia 2008) Elías es un joven emigrante que debe afrontar numerosos contratiempos para entrar ilegalmente en la Unión Europea.
  5. 14 kilómetros (de Gerardo Olivares; España 2007). Combinando el drama y el estilo documental el film narra la travesía de Buba Kanou, Violeta Sunny y Mukela Kanou que intentan llegar a Europa en un recorrido durísmo desde atravesando Mali, Níger, Argelia y Marruecos. Rodada con actores no profesionales.
  6. Wellcome (de Philippe Lioret. Francia 2009). Bilal, un joven kurdo de 17 años ha cruzado Oriente Próximo y Europa para reunirse con su novia recién llegada a Inglaterra. Su recorrido se interrumpe en Francia cuando le impiden cruzar el Canal de la Mancha. Bilal se entrena entonces en una piscina para intentar cruzarlo a nado.
  7. El Havre (de Aki Kaurismaki; Finlandia, Francia y Noruega 2011). El bohemio escritor Marcel Marx, se autoexilia en la ciudad de El Havre trabajando como limpiabotas. Su tranquilidad se ve turbada cuando conoce a un niño inmigrante africano. Ante la indiferencia reinante y la maquinaria policial sin corazón, Marcel apela a la solidaridad humana de sus vecinos para que el niño pueda continuar su viaje.
  8. Profesor Lathar (de Philippe Falrdeau. Canadá 2011). El maestro Bachir Lazhar llega a una escuela de Montreal para sustituir a una maestra que se ha suicidado en el aula. El profesor despetará el amor a la vida en aquellos niños impactados por el suceso a pesar de que él mismo es un refugiado de guerra que ha perdido a sus seres queridos.
  9. Diamantes negros (de Miguel Alcantud; España y Portugal 2013). Los adolescentes Amadou y Moussa son captados en Mali por un ohjeadro español que les lleva a Madrid para ser jugadores de fútbol. Tras un periplo por Europa, sus vidas tomaran caminos distintos marcados por la soledad y la falta de patria.
  10. La jaula de oro (de Diego Quemada Díez; México y España 2013). Tres jóvenes guatemaltecos marginados viajan a estados Unidos para encontrarse con un futuro mejor. En el camino se les une Chauk, un chico indígena de Chiapas que no habla castellano. Juntos inician una ilegal aventura para huir de la miseria.
  11. Samba (de Eric Toledano y Olivier Nakache; Francia 2014). Historia de un emigrante senegalés que llega ilegalmente a Francia y quiere conseguir un permiso de residencia a partir de la amistad con Alice, una trabajadora social.
  12. La buena mentira (de Philippe Falardeau; USA 2014). La película sigue a un joven refugiado de la Guerra Civil sudanesa quien, junto a otros “niños perdidos de Sudán”, gana una lotería para reubicarse en los Estados Unidos. Tras su llegada a América, los jóvenes, marcados por la guerra y por un profundo sentido religioso, no consiguen entender la hipocresía del país más importante del planeta.

JOSAN MONTULL

CARTA A DIOS ANTE EL AÑO NUEVO

Querido Señor Dios:

Espero que al recibo de ésta estés bien. Yo, bien, gracias a Ti. Tengo ante mí el calendario del año que concluye y el del año que comienza. Antes de terminar este 2017, te escribo estas líneas para darte las gracias por todo lo vivido.

Es cierto que en el año que agoniza hemos visto de todo. Probablemente no hayamos tenido muchos motivos para el optimismo; las divisiones políticas, las rencillas, la manipulación de los jóvenes, la violencia contra las mujeres, los enfrentamientos, la pobreza, las guerras…han ensombrecido el mundo maravilloso que has diseñado para nosotros. Pero también quiero decirte  que los años, que no pasan en balde, me animan a descubrirte diariamente en las cosas más sencillas de nuestra vida.

Cuando despierto, por ejemplo, intento tenerte presente y agradecerte el nuevo día…pero sobre todo en los días de invierno, el sueño es tan profundo que tardo una media hora, más o menos, en tomar conciencia de que estoy despierto. Entonces sí que oirás mi voz (no muy clara a esa hora) que te da las gracias por el amanecer,  por la lluvia, por el frío…y hasta por el sueño.

Como te decía, he aprendido a irte descubriendo en las cosas del vivir cotidiano y así te vislumbro en la fe de las personas mayores, en los ojos de los críos, en las lágrimas de los enfermos, en los que –desde otras confesiones religiosas- te llaman con otros nombres. También te descubro diariamente en la sincera búsqueda de los ateos y los que no te conocen. Te intuyo en la gente generosa que se desvive por los demás, en los profesionales que realizan su trabajo con esmero, en las familias… en la gente, vaya.

Es verdad, Padre, que la naturaleza habla de Ti, pero está tan manida por los deportes de aventura, el esquí, la vela y estas cosas, que tu presencia se me hace más diáfana y transparente en la historia de los hombres y mujeres. Me emociona ver las ganas de vivir que tienen las personas; me parece precioso que la gente sencilla, arrastrando a veces tantos problemas, se lave, se peine, se arregle antes de salir de casa para mostrarse ante los demás de la forma más agradable y presentable posible. Creo que el primer signo matutino de tu presencia es que la gente salga a la calle arreglada, manifestando así respeto hacia sí mismos y los demás y ganas de hacer la vida más grata para todos.

Te descubro en la baraja de los sencillos, en la música, en el teatro y el arte, en el buen vino compartido, en el dolor de la familia que pierde al ser querido, en la ternura del abuelo, en la voz del amigo preso, en las fantasías del que se siente solo, en el maravilloso mundo de la educación, en los amigos, en los hermanos.

También te he descubierto, y qué bien los sabes, en el cine. La pantalla me ha ayudado a lo largo de mi vida a conocerte a través de las historias, las pasiones y las aventuras de tantos seres humanos que se trascienden a sí mismos. Los clásicos me han hablado de ti: Ford, Hawks, Kazan,  Preminguer, Bergman, Wilder, Kubrick, Visconti, Fellini, De Sica Hitchcock han sido lámparas que iluminaban mi mundo en la oscuridad de las salas; también los actuales: Scott, Spielberg, Eastwood, Mann, Coppola, Allen, y tantos otros me han emocionado y divertido y ya forman parte de mi historia; también los nuestros Aranda, Garci, Camus, Almodóvar, Saura, Buñuel, Cuerda, Amenábar, Bollaín, Villaronga, Bayona y estos directores cercanos que nos presentan la grandiosa fragilidad del ser humano en la magia del séptimo arte.

Como salesiano, te descubro en los adolescentes y jóvenes, que andan comiéndose tanto la cabeza, peinándose con elegancia, con pantalones de pitillo y adicionados al móvil,  intentando impresionar, intentando descubrirse, afirmarse, aceptarse y quererse en un mundo en el que el futuro está rodeado de buitres que intentan saquearles su juventud. Aunque me cuesta adaptarme a las exigencias de las cambiantes administraciones educativas, no me cuesta nada descubrirte entre los jóvenes en el mundo de la educación.

Te intuyo en los inmigrantes, en aquellos hijos tuyos que, víctimas de un reparto injusto de la riqueza, han tenido que dejarlo todo para buscar un futuro más digno. Te descubro en los refugiados, en aquellas personas a las que nadie mira y llegan huyendo del horror que hemos creado nosotros mismos. En sus ojos veo los ojos de tu Hijo…en su Historia veo la historia del pequeño Jesús, huyendo de los poderes de su tiempo y siendo extranjero en Egipto. En su muerte veo la cruz.

También, Padre, te descubro en personas que, desde plataformas muy distintas se empeñan en construir un mundo más humano: obreros, voluntarios,  educadores, médicos, periodistas, curas, músicos…te intuyo en los maestros, en los padres y madres, en los abuelos, en todos aquellos que ayudan a hacer crecer la vida.

Y, naturalmente, te encuentro en la Sagrada Escritura, tan vilipendiada, tan olvidada por nuestra cultura reinante y tan apasionante y necesaria.

Te descubro en mis hermanos de comunidad, a los que amo a pesar de las diferencias y con quienes creo que es posible hacer que nuestra vida sea una profecía luminosa.

Celebro tu presencia en la Eucaristía y en los sacramentos por más que los que presidamos tengamos nuestros defectos y nuestras limitaciones como cualquier hijo de vecino.

Lo cierto es que no me es nada difícil creer en Ti. Casi me atrevería a decir que la fe, en mi caso, no tiene mucho mérito. Para mí, creer es como respirar, besar, reír, llorar…vivir.

Por eso en esta carta, antes de empezar el año nuevo, quiero darte las gracias por todas las personas que me han ayudado y me ayudan a amarte. Por mis padres y por tantas personas buenas que me han enseñado a ver el mundo desde el agradecimiento y el compromiso. De una manera especial, te doy las gracias por toda la gente que ha alimentado mi fe a lo largo del año que concluye.

Haz, Padre, a que en el año que ahora empieza sepa ser coherente con mi fe y con lo que escribo; ayúdame a que mis torpes letras se conviertan en testimonio de tu Hijo y clamor rabioso contra la injusticia que permite que a tantos hijos tuyos les arrebaten la dignidad. Ayúdame a esforzarme  para ser testigo de esperanza, de esfuerzo compartido por un futuro más humano y, por tanto, más Tuyo. Hazme coherente con lo que soy.

Espero volver a escribirte pronto. Tus noticias me llegan, como te he dicho, cada día.

Recibe un fuerte abrazo de tu hijo.

Josan Montull