El triunfo

Pero… ¿Dónde está Godot? : EL TRIUNFO

Dirección: Emmanuel Courcol (Francia 2020)

Música: Fred Avril

Fotografía: Yann Maritaud

Reparto: Kad Merad, Marina Hands, Laurent Stocker, Saïd Benchnafa, Lamine Cissokho, Sofian Khammes, Pierre Lottin, Wabinlé Nabié, Alexandre Medvedev…

El cine francés ha dado sobradas muestras de su capacidad realizar comedias dramáticas capaces de divertir, enternecer y proponer una reflexión humana. Con mayor o menor fortuna, ahí están “La familia Belier”, “Especiales”, “Los chicos del coro” o la exitosa “Intocable”.

La fórmula es infalible: se trata de narrar una historia de solidaridad y ayuda, a ser posible desde hechos reales, para –desde el humor y el respeto a cada personaje- hacer una defensa de la dignidad humana y de las múltiples posibilidades de superación que tiene la persona. En todas esas historias, el que ofrece esa ayuda acaba redimiéndose y descubriendo lo mejor de sí mismo.

Todas esas características concurren en “El triunfo”. Etienne (Kad Meran) es un entrañable actor en paro, con una situación familiar complicada. Abonado a la soledad, acepta dirigir un taller de teatro en un centro penitenciario. Allí reúne a un grupo insólito de internos para representar la famosa obra de Samuel Beckett ‘Esperando a Godot’. Cuando consigue la autorización para realizar una gira fuera de la cárcel con su pintoresca troupe de actores, a Etienne se le presenta finalmente la ocasión de prosperar y de dar respuesta a las preguntas que lleva dentro.

La obra de Beckett reflexiona, desde el humor absurdo, sobre la espera y la persona. Con una lucidez extraordinaria Beckett define al ser humano como alguien marcado por la esperanza… aunque a veces no tenga motivos para esperar. Hay en “Godot” un realismo pesimista que obliga a que el espectador se pregunte sobre lo que de verdad mueve su vida.

Proponer la representación de esta obra a un grupo de presos es ciertamente arriesgado. ¿Qué es lo que esperan”, ¿qué motivos tienen para la esperanza cuando se ha perdido la libertad?, ¿Cómo viven cada día los internos cuando todo el tiempo puede convertirse en un absurdo sin sentido?

Lo cierto es que la peculiar compañía empieza a hacer suyo el texto de Beckett y cada actor va replanteándose su vida. El éxito de la función es abrumador y van recorriendo escenarios, cada vez más grandes, a la vez que van retomando motivos para esperar cada cual a su propio Godot.

La película entra en seguida en el meollo narrativo. No se detiene en la descripción de los personajes; poco a poco, a medida que van ensayando, iremos conociendo algo de sus esperanzas. En ningún momento se habla de cuáles son los motivos que les han llevado a la prisión…el pasado está ahí, como una herida íntima, sólo cuenta la esperanza, el futuro.

El estallido de alegría y de libertad que supone subirse a las tablas y recibir el reconocimiento del público contrasta con la dureza de volver a la cárcel después de ser cacheados desde la humillación por los guardias. Por eso las preguntas del texto que representan empiezan a hacerles replantear por completo sus vidas. El texto de “Godot” se convierte en subversivo cuando es llevado al escenario por personas encarceladas.

Emmanuel Courcol dirige con habilidad esta historia en la que los momentos divertidos se van alternando con situaciones dramáticas. Todos los actores están muy bien, los diálogos tienen chispa y las diversas situaciones van avanzando con fluidez.

¿Dónde está Godot?… ¿es Dios?… ¿es la libertad?… ¿está dentro de mí?… ¿es la muerte?… éstas y otras muchas preguntas van haciéndose los protagonistas de esta insólita compañía de teatro. También el espectador es invitado a hacerse preguntas, a descubrir cuáles son los motivos de esperanza, cuáles son las propias prisiones, cuál es el escenario de su vida.

Esta es la gran lección, ir viviendo preguntándose sobre el sentido de la vida es ya un triunfo… un triunfo mayor incluso que los aplausos que la compañía recibe cada vez que se baja el telón.

Deliciosa.

JOSAN MONTULL

El inconveniente

Amistades convenientes : EL INCONVENIENTE.

Dirección: Bernabé Rico (España 2020)

Reparto: Juana Acosta, Kiti Mánver, José Sacristán, Carlos Areces, Daniel Grao, Ana Fernández 

Guion: Bernabé Rico, Juan Carlos Rubio 

Fotografía: Rita Noriega

El cine español nos brinda más de una sorpresa ofreciendo filmes de una calidad encomiable. Tal es el caso de esta “El inconveniente”, comedia amable y esperanzadora que brinda al espectador una oportunidad de reflexionar desde la ternura sobre el tema de la soledad.

A Sara le ofrecen comprar la casa perfecta: espaciosa, muy luminosa y extremadamente barata. Tan solo tiene un pequeño inconveniente: Lola, la octogenaria dueña actual, vivirá en ella hasta que muera. Sara investiga sobre las enfermedades que tiene Lola y tiene la convicción de que es menos de dos años esa anciana con un carácter infernal habrá muerto y el piso será para ella sola. Por eso cree que es un buen negocio y decide comprar y esperar.

Sara es una triunfadora, guapa, resolutiva y con un carácter arisco y distante en el que busca sólo la eficacia en la relación con los demás. Lola es anárquica, desordenada, fumadora empedernida y bebedora de alcohol. En su balcón cultiva marihuana y prescinde de las formas correctas y educadas en la relación con otros.

Pero ambas tienen algo en común: la soledad. Cada una la esconde de una manera distinta, pero las dos están solas. Esa soledad compartida hará que pasen de la enemistad agresiva a la amistad incondicional. La relación explosiva entre las dos mujeres es el meollo de la película.

Estamos ante una película de actrices. Kiti Manver y Juana Acosta están inmensas. Los diálogos son chispeantes y frescos. Todos los registros interpretativos de las dos mujeres aparecen con una intensidad excelente. Ríen, gritan, se pelean, se abrazan, lloran… mientras van buceando en su propio interior para afrontar su pasado y reconciliarse consigo mismas y con los demás. 

Los actores masculinos están también sensacionales: José sacristán en su breve interpretación llena la pantalla con su profesionalidad inmensa. Pero el secundario Carlos Areces está fantástico y provoca la risa en cada una de sus apariciones, dando vida a un fracasado sin gracia al que esas mujeres dan más de una oportunidad.

En su primer largometraje, Bernabé Rico se inspira en la obra teatral del mismo título; el film tiene así la estructura -que no el lastre- de una obra pensada para las tablas.

“El inconveniente” es una comedia fresca y humana que nos da a conocer que las personas podemos ser difíciles, pero nunca somos un inconveniente para vivir en concordia.

JOSAN MONTULL

El gordo y el flaco

El show debe continuar: EL GORDO Y EL FLACO

Reino Unido 2018

Dirección: Jon S. Baird

Guion: Jeff Pope

Música: Clint Mansell

Fotografía: Laurie RoseReparto: John C. Reilly, Steve Coogan, Shirley Henderson, Bentley Kalu, Nina Arianda, Danny Huston.

Una de las sorpresas más gratas del año cinematográfico ha sido la llegada a las pantallas de “El gordo y el flaco”, dirigida por un desconocido John S. Baird, que cuenta el ocaso artístico de estas dos felices estrellas de las primeras décadas del cine.

Stan Laurel y Oliver Hardy (El gordo y el flaco en España) fueron uno de los dúos cómicos más importantes de la historia del cine. Su primer film lo rodaron en 1920. Tuvieron que adaptarse a la rápida evolución de la técnica cinematográfica: la llegada del cine sonoro y la irrupción del color.  Su gran versatilidad hizo que la pareja fuera ajustando su humor a las diversas innovaciones que iban llegando. Su última película se estrenó en 1951. A lo largo de esos más de 30 años, fueron muchas las personas que en las pantallas rieron las inocentes ocurrencias de una pareja a la que vieron en blanco y negro, en cine mudo, en color y en cine sonoro.

Su comicidad era de una sencillez abrumadora. Los pequeños gags –a los que ellos llamaban rutinas- se basaban en las peripecias y apuros a los que la mala fortuna sometía a nuestros protagonistas. Estos discutían y organizaban enrevesadas soluciones a los problemas más sencillos que les iban desbordando cada vez más. La discusión, las tortas, las patadas en el trasero y los golpes inocentes aparecían en la pareja, pero al final primaba la amistad y el perdón entre aquellos dos personajes tan distintos y la vida continuaba feliz.

La película recoge los últimos años de vida artística de esta pareja de cómicos que, por encima de todo, fueron grandes amigos. En un momento de decadencia de su humor, cuando nuevos cómicos aparecen y su gracia se ve excesivamente inocente, su productor les obliga a hacer una gira por teatros ingleses para de nuevo promocionarse y relanzarse. La gira les hace experimentar la fragilidad, el talento, al afán por seguir adelante y, sobre todo, la amistad. Las viejas rencillas saldrán a la luz, los deseos de vivir una vida artística por separado les pasarán factura en ese último tramo de su historia. Con la vejez y la enfermedad asomando, descubrirán que sólo juntos son capaces de ser artistas y que la amistad multiplica lo que de bueno hay en cada uno.

La película trata con un cariño extraordinario a sus personajes, interpretados magistralmente por John C. Reilly y Steve Coogan, que se convierten físicamente en los auténticos Laurel y Hardy y que además retratan el alma, los sentimientos y el interior de estos dos grandes amigos.

Mezclando alguna vez la ficción artística con la dureza de la vida, los dos amigos experimentan la traición, el remordimiento, el perdón y la fidelidad permanente.

La película tiene un corte de cine clásico y su ritmo es entretenido desde el minuto uno. Todos los decorados y la ambientación son de una verosimilitud extraordinaria fruto de una producción más que cuidada.  

Tan divertida como tierna, tan deliciosa como humana, “El gordo y el flaco” en una muy bonita película que elogia la amistad de una forma bellísima.

“El show debe continuar” se dicen Laurel y Hardy en los momentos de dificultad.

Ahí está el misterio de los seres humanos, desde que se abre el telón de la propia historia, continúa el show de las tablas, el show de la amistad, el show de la vida.

Una pequeña joya.

JOSAN MONTULL

Thi Mai «rumbo a Vietnam»

Locas por acoger: THI MAI RUMBO A VIETNAM

 

 

España 2018

Dirección: Patricia Ferreira

Guion: Marta Sánchez

Música: Fernando Velázquez

Fotografía: Sergi Gallardo

Reparto: Carmen Machi, Adriana Ozores,

 Aitana Sánchez-Gijón, Dani Rovira,

Pedro Casablanc, Eric Nguyen.

Duración: 90 minutos

 

El tema de la adopción ha sido llevado a la pantalla en muchas ocasiones. Los difíciles engranajes para ensamblar las vidas de las familias adoptantes con los niños adoptados proporcionan una tensión dramática interesante para un buen guión.

Patricia Ferreira, que ya habló de la crisis de la familia en la estupenda “Los niños salvajes”, lleva ahora el tema de la adopción a la pantalla desde la perspectiva de la comedia con muy buen resultado.

La película nos cuenta la apasionada aventura de tres amigas. Después de perder a su hija en un accidente, Carmen (Carmen Machi) queda destrozada y su vida aparece vacía y sin sentido. Por más que sus dos mejores amigas, Elvira (Aitana Sánchez-Gijón) recién despedida de su trabajo y Rosa (Adriana Ozores), mujer víctima de un matrimonio penoso, intentan animarla, Carmen no levanta cabeza.

Un día recibe una inesperada carta de la agencia de adopción: a su hija le habían concedido una niña vietnamita que había pedido en adopción y cuyo nombre es Thi Mai. Ilusionada por tener una inesperada nieta, Carmen emprende un loco viaje a Vietnam acompañada de sus amigas para poder adoptar a Thi Mai. En Vietnam se encuentran con un funcionario rígido pero de buen corazón y con un joven español, Andrés (Dani Rovira) que les echará una mano en su aventura.

En medio de una cultura totalmente desconocida y de una maraña burocrática endiablada, este disparatado colectivo hará lo posible para que la adopción sea una realidad. Por otra parte la alocada personalidad del grupo de amigas llevará a unas aventuras absolutamente estrambóticas y divertidas.

La primera parte del film, de corte dramático, termina en cuanto se inicia el exótico viaje a Vietnam. A partir de ese momento, la narración se torna ágil, hasta precipitada, si bien a veces no muy bien concatenada. Las situaciones se nos antojan con frecuencia algo forzadas e inverosímiles; por otra parte, la sucesión de acontecimientos es excesivamente rápida para un espacio de tiempo que se supone corto. Da la sensación de que la película busca fundamentalmente hacer reír, no tanto hacer pensar.

Pero Patricia Ferreira sale muy airosa del envite, la película es amable y se ve con mucho agrado. Además el rodaje en Vietnam colabora ciertamente en la vistosidad de la obra.

No es éste un film que aborde seriamente la adopción pero sí es una película divertida cargada de buenas intenciones y que defiende la amistad, la generosidad y el amor por encima de todo.

Hay una llamada a la tolerancia (racial, sexual, religiosa), una reivindicación de la dignidad de las mujeres que viven menosprecios, una defensa desesperada de saltar las burocracias (también las religiosas) cuando se trata de acoger y amar, una exaltación de la figura de los abuelos en nuestras familias.

La comedia se ve con deleite desde el principio. Si bien las situaciones son muy disparatadas y difícilmente creíbles, la profesionalidad del equipo de actrices saca el metraje adelante y hace de Thi Mai una obra estimable.

Divertida, humana y alegre, “Thi Mai, rumbo a Vietnam” es un film ideal para reír y pasar una estupenda tarde de cine en familia.

Josan Montull