Más espectáculo que épica: GLADIATOR II
Dirección: Ridley Scott (USA 2024)
Reparto: Paulk Mesacl, Pedro Pascal, Denzel Washington, Cornie Nielsen.
Música: Harry Gregson-Williams
Fotografía: John Mathieson

En el año 2000 el reputado director Ridley Scott regaló al cine una película magnífica: Gladiator. El film resucitaba los péplums espectaculares con una historia sólida y honda sobre la vida de un hombre que, involuntariamente, se convierte en gladiador para deleite de la corrupta Roma. Gladiator es una película extraordinaria que fue justamente multipremiada.
24 años después ha llegado a nuestras pantallas Gladiator II, una secuela esperadísima, que retoma la historia cuando, años después de presenciar la muerte del admirado héroe Máximo a manos de su tío, Lucio (Paul Mescal), tras perder una batalla contra los ejércitos romanos, es vendido como esclavo y se ve forzado a entrar en el Coliseo. Con un corazón desbordante de furia y el futuro del imperio en juego, Lucio debe rememorar su pasado en busca de la fuerza y el honor que devuelvan al pueblo la gloria perdida de Roma.
Scott ha hecho una película ágil, con escenas espectaculares y decorados magníficos (muchos de ellos construidos para la ocasión y no recreados digitalmente como su antecesora). Las batallas son grandiosas y emocionantes, filmadas con una pericia magistral. Todo está muy bien rodado.

Pero esta película tiene su principal enemigo en la anterior entrega. Se quiera o no, el espectador compara y este Gladiator II sale perdiendo. Y es que la secuela no tiene la magia de la película del 2000. Hay mucho espectáculo, pero poca épica; mucha espectacularidad, pero poca profundidad. Los personajes son planos, tratados superficialmente; destaca, eso sí, el perverso Macrino -interpretado por Denzel Washington-. Al guion le falta pulso emocional. Algunas secuencias se suceden con vértigo sin que parezca que haya continuidad. Una vez que Lucio es capturado, por ejemplo, salta al circo romano para pelear como gladiador sin que haya mediado el tiempo y sin que haya habido una preparación previa. De vez en cuando, la acción se detiene y hay momentos de diálogo que resultan más que fríos, hasta tediosos.
Pero todo vale para hacer un espectáculo magnífico, emocionante y divertido. Gladiator II es una buena película. Hay que verla, como decía, olvidando la primera. Así disfrutaremos de una obra espectacular, entretenida y colosal. Una fabulosa diversión…y eso no es poco.
JOSAN MONTULL






