Te protegerán mis alas

Rodar con el corazón: TE PROTEGERÁN MIS ALAS

Dirección: Antonio Cuadri (España 2025).

Reparto: Ibrahima Kone, Nacho López, Alejo Sauras, Daniel Ortiz.

Guión: Claudio Crespo, Antonio Cuadri, Pedro Delgado, Isabel de Azcarraga

a partir de una novela de José Miguel Nuñez.

Música: Jesús Calderón.

Fotografía: Jorge L. Rodríguez Azogue.

Hay películas tan grandiosas como vacías; otras son emotivas porque un presupuesto extraordinario y una producción fabulosa; otras películas tocan el corazón desde la sencillez y la humildad por la fuerza de la historia que narran, tal es el caso de “Te protegerán mis alas”, una película con una producción humilde pero que engancha por la grandeza de lo que cuenta.

Wentinam, un niño huérfano en las calles de Kara, Togo, sobrevive entre la oscuridad y la miseria hasta que encuentra un horizonte en la ‘Ciudad de los Muchachos’ y el apoyo de un misionero salesiano español, iniciando un camino hacia la redención y un futuro mejor.

La película tiene dos partes bien diferenciadas, en la primera se nos narra la vida del pequeño Wentinam, criado en el basurero y que sobrevive gracias a la acogida de una familia católica a la que abandona para dedicarse a la delicuescencia con pequeños robos en las calles de Kara trabajando para unos jóvenes ladrones.

En medio de la noche, los ojos de Wentinam observan de vez en cuando a un joven blanco jugando con niños de la calle togoleses o durmiendo en la misma calle entre ellos. Tiempo después el azar le lleva a la misión salesiana en la que muchos niños y adolescentes conviven en paz, armonía y aprendiendo a trabajar. Allí se encuentra con el padre Antonio, el joven que callejeaba en la noche haciéndose amigo de niños abandonados.

Las dificultades de la adaptación a su nuevo hogar son narradas por Cuadri con inteligencia de modo que suscita el interés del espectador que va viendo los procesos en la socialización y educación del pequeño protagonista.

A la vez que el film presenta la evolución de los muchachos, nos da a conocer la vida de la comunidad salesiana y las tensiones internas que experimentan. Mientras el padre Antonio sueña con acoger a más y más niños de la calle y apuesta por la construcción de los “Pequeños hogares”, un proyecto de acogida para más niños, el ecónomo de la comunidad, el padre Alfonso, lo rechaza con fuerza. Los enfrentamientos entre ambos, el soñador y el realista, son muy duros y llegan a ser vistos por los niños como un ataque personal del ecónomo al padre Antonio.

La segunda parte narra la huida de los tres jóvenes ahijados del padre Antonio. Perseguidos por la policía togolesa, tienen que escapar del país y buscar refugio en España, donde esperan encontrar a algunos de los salesianos que les acogieron en la misión. La huida será otra aventura terrible que les llevará a salta la valla para llegar a su destino.

El film, realizado con medios modestos, ha sido rodado en Togo, lo que aporta verosimilitud a la historia, y en España. En la historia se cuentan muchas cosas, pero la narración es tan apasionante que atrapa y conmueve al espectador que sabe, además, que se trata de una historia verídica. En los 107 minutos de metraje se refleja lo que ocurre en más de 20 años…pero, gracias a un guion muy bien escrito, la historia fluye con frescura y en ningún momento se atasca.

La película es un homenaje a las misiones salesianas en su 150 aniversario. Cuadri ha sabido dibujar con maestría el carisma de don Bosco fundador de los salesianos, encarnado en estos misioneros.

Varias escenas son, a este respecto, especialmente significativas:

  • Cuando Wentinam sigue al padre Antonio y éste se da cuenta, le pide a un muchacho de la misión que le lleve comida al pequeño que mora desde la puerta y no se atreve a entrar. El mismo muchacho que le lleva la comida le invita a darse una ducha y cambiarse.
  • En otro momento del film, el policía corrupto que quiere extorsionar a los salesianos le da el pésame al padre Alfonso por la muerte de su superior, le pregunta qué va a hacer ahora que se queda solo. El sacerdote le responde que no está solo, hay con él otro hermano de comunidad, tiene a su Congregación, al Obispado y a todos esos jóvenes que conviven en la misión.
  • Hacia el final de la película, el padre Raúl llora mientras el joven Wentinam tiene un momento crítico de su enfermedad. Raúl (Alejo Sauras) toma el rosario para rezar y, desanimado, lo arroja al suelo con fuerza; cuando sale Wentinam, le recoge el rosario del suelo y se lo entrega al sacerdote diciendo “Creo que esto es tuyo”.

En el carisma salesiano, son los jóvenes los que dan la identidad a los religiosos, los que les ayudan a ser lo que son, los que les hacen descubrir día a día su vocación. Por otra parte, los jóvenes –tal y como vivió don Bosco- son los primeros colaboradores para ayudar a otros jóvenes a partir de la experiencia que han vivido; los religiosos nunca educan y evangelizan solos, sino que siempre cuentan con los jóvenes para ser educadores de otros chavales.

Por otra parte, en el carisma de los salesianos hay una especie que una locura inconformista que les impulsa a ir más allá, a no conformarse con lo que tiene, a inventar, imaginar, innovar, poner en pie nuevos proyectos que alimenten la esperanza de los necesitados. Atribuyen a don Bosco la frase: “Hay que hacer lo que se deba, aunque se deba lo que se hace”. Este espíritu aventurero lo encarna el padre Antonio, este ímpetu ilusionado e inconformista logrará arrastrar a su oponente Alfonso que termina como Antonio, con el pelo largo, barba y rodeado de chavales. Una vez más, son los jóvenes los que le redimen y le animan a la aventura de la entrega generosa.

Inspirada en un libro del mismo título del salesiano José Miguel Núñez, que conoció al protagonista de la historia y le prometió que la pondría por escrito, “Te protegerán mis alas” es una película hermosísima, que invita a agradecer, repensar y relanzar proyectos solidarios que animen la vida de los más desposeídos.

Y es que hay muchos hombres y mujeres que, abandonando, los privilegios del primer mundo, descienden a los infiernos de la miseria para ser testigos de esperanza.

Una película con corazón.

JOSAN MONTULL

LOS HÉROES DE PARLA

Ocurrió en Irlanda, cuando el verano comenzaba a asomarse, a pesar de la baja temperatura que había en el paseo marítimo de Brey, en Dublín. Trece adolescentes de 15 y 16 años del Instituto Humanejos de Parla que se encontraban de viaje de estudios y observaron cómo había un cuerpo inerte, flotando boca abajo mientras intentaba moverse con dificultad.

Pronto se dieron cuenta de que aquella mujer se estaba ahogando. A pesar de que muchos adultos transitaban el paseo, indiferentes, estos chavales no lo pensaron mucho y se lanzaron al mar para salvarla. El agua estaba muy fría y fueron avanzando hacia el cuerpo de la mujer. «Cuando llegamos a ella estaba boca abajo, morada y echando espuma por la boca», cuentan. Cada uno la agarró por un lado para poder sacarla. El agua estaba a 11 grados. “Intentábamos arrastrarla, pero era una mujer grande y el agua estaba tan fría que te rompía los pulmones”, dicen. Una de las chicas, Ainhoa, se lesionó mientras intentaban salvarla. Entre caídas y goles contra las olas, alcanzaron la orilla y consiguieron reanimarla. Los adultos se limitaron a sacar sus móviles para grabar la escena, sin hacer nada por ayudar.

Cuántas veces, al hablar de los adolescentes, sin quererlo, proyectamos los estereotipos que corren por ahí: adictos a las redes, egolatrías, indiferentes, superficiales…y, sin embargo, estos chavales nos han dado una lección extraordinaria de solidaridad en medio del riesgo, una solidaridad que salva vidas y estrecha los lazos de amistad entre los salvadores mientras estos hechos van dando sentido a sus vidas.

Estos 13 chavales iluminan un mundo oscuro en el que los adultos condenamos con frecuencia y nos escondemos en nuestra comodidad. Su acción nos ha proporcionado un testimonio precioso y una enseñanza extraordinaria, así, sin pensarlo mucho, con la espontaneidad y generosidad propia de los quinceañeros.

Hay muchos, les aseguro, muchos chicos y chicas jóvenes, que –como los héroes de Parla- se lanzan a contracorriente para dar vida a mucha gente.

Mientras esto ocurría muchos adultos hacían sonar tambores de guerra, desangraban Gaza y arruinaban países enteros. El Talmud dice que “Quien salva una vida salva a la Humanidad”. Estos chavales, una vez más, son profetas de la esperanza…salvadores de la Humanidad.

 JOSAN MONTULL

Los ‘Ocho de Parla’, héroes adolescentes al rescate de una mujer en la costa de Irlanda: “La gente no hacía nada, solo nos grababa” FOTO: Álvaro García MEDIO: elpais.com

Enemigos

¿Qué harías por tu enemigo?: ENEMIGOS

Dirección: David Valero (España 2025)

Música: Steve Lean, Remate, Bnet.

Reparto: Christian Checa, Hugo Welzel, Estefanía de los Santos, Luna Pamiés, José Manuel Poga.

La problemática de los jóvenes de ambientes populares ha sido llevada muchas veces al cine con mayor o menor acierto. Esta vez David Valero firma una película magnífica que remueve las tripas y provoca una profunda reflexión. “Enemigos” es una película social que no deja indiferente y que invita al dialogo después de su visionado.

Chimo (Christian Checa) y El Rubio (Hugo Wetzel) son dos adolescentes de barrio en Alicante, víctima y verdugo, acosado y acosador, que han crecido siendo enemigos irreconciliables. Un día, Chimo tiene la oportunidad de vengarse y decide llevar a cabo su plan sin imaginarse las consecuencias que esto tendrá en las vidas de ambos.

Las primeras escenas del film son estremecedoras, El Rubio y dos amigos persiguen incansablemente a Chimo. Cuando le cogen (ocurre varias veces en la película) le humillan, le pegan y le roban. Chimo se queda temblando, incapaz de moverse, saltando cuando los canallas se lo piden mientras e graban y aguantando la humillación y las palizas. El espectador participa de la pesadilla y la indefensión de Chimo y se siente indignado ante la situación que está viviendo, participa del odio hacia el Rubio, un tipo miserable y sádico que disfruta viendo el terror de su víctima.

La madre y la hermana de Chimo no saben qué hacer para ayudarle. El chaval es noble, bueno, responsable, trabajador y con unos sentimientos humanos encomiables.

La casualidad hace que un día, mientras Chimo lleva a su demenciado abuelo a la rehabilitación, se encuentre frente a frente con el Rubio, el despiadado y cruel chaval que le ha amargado desde la infancia y que ahora ha sufrido un terrible accidente.  En este encuentro ambos son capaces de mirarse cara a cara y de descubrir los secretos de cada uno, secretos que esconden sufrimiento.

¿Qué harías por tu enemigo? Le pregunta Chimo a su madre, una mujer extraordinaria. La pregunta va dirigida al espectador, que se encuentra con un dilema ético importante: ¿es lícita la venganza? ¿tiene sentido el perdón?

El director rueda un film estupendo, contundente y bien acabado, que es acompasado por música urbana con letras que impactan como impacta la historia.

La película es un canto a la amistad, una reflexión dura y hermosa sobre el odio y la compasión. Los dos jóvenes protagonistas están sensacionales; sus peleas, versos, lágrimas, diálogos y risas dan a la obra una verosimilitud extraordinaria.

Recomendada cien por cien para educadores y adolescentes. “Enemigos” es una historia de redención a través de la entrega que supera el rencor, una historia para ver, conmoverse y hablar de ella.

Excelente. Simplemente, excelente.

JOSAN MONTULL

LA MÁQUINA DEL FANGO

Fue Humberto Eco el que popularizó la expresión “la máquina del fango”. Con ella se refería a todo un sistema informativo de falsedades exhibidas como si fueran ciertas, en las que –incluso- se desvelan secretos de la vida privada de algunas personas, con el fin de ir creando un estado de opinión sucio y maligno para enturbiar el ambiente. Para la máquina del fango la mentira, el bulo y la calumnia se convierten en instrumentos que hay que utilizar con la mayor calma. Es decir, la máxima “Difama, que algo queda” se convierte en el signo de identidad de esta perversión.

Políticos españoles han hecho suya esta expresión para denunciar lo que ellos creen que es un estilo permanente de algunos de nuestros representantes. Es cierto, unos y otros se lanza el fango con un afán de atacar sistemáticamente al rival para denostarle y ridiculizarle. Denuncias, declaraciones a los medios, insultos, broncas parlamentarias, redes sociales convertidas en vertederos … todo vale. El “y tú más” se ha convertido en el gran argumento. No se construye en común, se destruye lo que el contrincante defiende. Una pena, un despropósito infame que desanima al pueblo y desmoraliza a los jóvenes.

En este lodazal muchos representantes públicos han perdido ya toda autoridad moral y sus sueldos, por el trabajo de insultarse, resultan escandalosos para la población.

Pero la gente sigue viviendo cada día y, a pesar de todo, intentan trabajar, ser responsables, echar una mano, divertirse y amar. El pueblo chapotea en este lodazal de fango vertido por quienes deberían animar nuestra convivencia e intentan sobrevivir sin axfisiarse.

Hace unos días, una DANA terrible azotó el levante español dejando muerte, destrucción y desesperación en miles de vidas. Hubo quienes, desde diferentes colores políticos, volvieron a poner en marcha la máquina del fango y se lanzaron el lodo con acusaciones encontradas, despejando responsabilidades y culpabilizando a los otros. Mientras todo esto ocurría, miles de hombres y mujeres, de creencias, razas e ideologías diversas, acudieron a la ciénaga que había dejado el temporal para ayudar en lo que buenamente pudieran.

Estudiantes, obreros, policías, sanitarios… gente buena de todas las edades se aprestaron para limpiar el barro miserable que sembraba la muerte. Armados de escobas, palas, botellas de agua, fregonas, maderas… los voluntarios iban llegando sin que nadie les hubiera convocado. Acudieron también tractores, furgonetas, camiones… llegaron de toda España. “Todos somos Valencia”, decían unos; “Hay 48 millones de valencianos” decían otros. Los jóvenes –la “generación cristal” daban una lección extraordinaria. Miles de ellos se dejaban la piel durante el fin de semana sacando el barro y animado la vida.

Ésta es la actitud que hace que todos podamos sentirnos orgullosos de este pueblo que está por encima de credos y partidos, que se conmueve ante el dolor y ejerce la solidaridad compartiendo el dolor y el compromiso. Es el pueblo el que limpia las tierras embarradas y los ambientes enfangados.

Muchos, ante el abandono que intuían de muchas autoridades, lanzaron el grito “Sólo el pueblo salva al pueblo”. Y, si bien es cierto que ha habido quien se ha querido apropiar del lema, la frase tiene mucho sentido. El pueblo llano, sencillo y noble, por encima de ideas, naciones y religiones, tiene corazón, se conmueve, llora y ayuda. Es un pueblo que anima a la esperanza desde la solidaridad.

“Sólo el pueblo salva al pueblo”, qué cierto es. Los cristianos lo creemos firmemente. Lo celebraremos el 25 de Diciembre, cuando festejemos comprometidamente el nacimiento de Jesús. En él, Dios se hace pueblo…porque la salvación, la redención no viene de las lejanías, viene del pueblo, de un pueblo que hoy, conmovido y movido, ha empuñado las armas de los utensilios de limpieza para secar las calles y las lágrimas… un pueblo del que nos sentimos orgullosos de pertenecer.

JOSAN MONTULL