IBRAHIMA Y MAGATTE

Últimamente están apareciendo muchos discursos de odio que animan al menosprecio del inmigrante ilegal so pretexto de que esas personas que llegan a nuestro país en penosas circunstancias son responsables de desórdenes y de una ola de delitos considerable. Por otra parte, los recientes atentados en algunos países europeos perpetrados por refugiados que han acuchillado a viandantes inocentes han multiplicado este discurso.

Por si fuera poco, las soflamas del nuevo presidente norteamericano en contra de los emigrantes ilegales y la deportación de los mismos animan y envalentonan a los que hacen de este discurso una seña de identidad. Se generaliza la acusación, la descalificación y la culpabilización de estas personas a las que se les considera hipotéticos delincuentes.

Para los cristianos la acogida al extranjero no es una cuestión baladí, es un imperativo moral. El mismo Jesús fue un refugiado en su niñez y toda la historia de Israel está transida por el tema de la acogida al refugiado y extranjero (Ex 22.21-25).

De vez en cuando surgen historias que, afortunadamente, nos recuerdan que, tras de cada inmigrante, hay un ser humano.

El 3 de julio de 2022 en La Coruña dos ilegales, Magatte N´Diaye e Ibrahima Diack, que trabajaban como manteros, acudieron en auxilio de Samuel Luiz. El joven estaba siendo linchado al grito de “maricón de mierda” en una concurrida calle en pleno centro de la ciudad, por una manada homófoba, que acabó matándolo a golpes por pura diversión. Mientras los agresores jaleaban y reían al golpear sin piedad a Samuel, y algunos viandantes miraban desde lejos la escena en incluso la grababan con sus móviles, sólo Magatte e Ibrahima se atrevieron a enfrentarse a los agresores, junto a Lina Fernández, amiga de Samuel.

Magatte e Ibrahima habían llegado tiempo atrás en patera, huyendo de la miseria para ganar algo de dinero en España y enviarlo a sus familias. Los dos jóvenes senegaleses se lanzaron esa noche fatídica a defender al infeliz al que estaban matando, sabiendo que podían complicarse la vida, siendo –además- unos sin papeles. Ellos, sin embargo, no se consideran héroes, dicen que ayudaron al necesitado, como les enseñaron sus familias.

El catedrático de Comunicación Política Víctor Sampedro dice que la actuación de los dos senegaleses pone de manifiesto la pérdida de valores humanos que ha convertido a Occidente “en una sociedad de espectadores». «Ellos son lo contrario, personas que llevan en su ADN ese deber de ayuda mutua, de solidaridad y de cooperación con el prójimo necesitado».

Ahora el Ayuntamiento de A Coruña ha nombrado hijos adoptivos de la ciudad a Ibrahima y Magatte a la vez que ha regularizado legalmente su estancia en España.

La alcaldesa de A Coruña dijo que el hecho de que dos migrantes sin papeles fueran los únicos en ayudar a Samuel deja «muchas enseñanzas» y un amplio «espacio para la reflexión». Ellos insistieron en que hicieron «lo correcto».

Frente a los discursos de odio que justifican y alientan la exclusión de los sin papeles, la historia de Ibrahima y Magatte nos revela que los inmigrantes no son una amenaza, son un motivo para la esperanza.

JOSAN MONTULL

A CORUÑA, 24/02/2025.- La alcaldesa de A Coruña, Inés Rey (c), durante la ceremonia de entrega del título de Hijos Adoptivos de A Coruña a Ibrahima Diack y Magatte N’Diaye, los dos ciudadanos senegaleses que intentaron auxiliar a Samuel Luiz cuando recibía una mortal paliza en el paseo marítimo el 3 de julio de 2021. EFE/ Cabalar

Cónclave

El elogio de la duda: Cónclave

Director: Edward Berger (USA, Reino Unido 2024)

Intérpretes: Ralph Fiennes, Stanley Tucci, Sergio Castellito, Juan Lithgow.

Música: Volker Bertelmann

La elección de un nuevo papa ha sido un motivo sugerente para el cine que, en varias ocasiones, ha llevado a la pantalla -desde diversos géneros – este acontecimiento que durante unos días tiene en vilo al mundo entero. El director Edward Berger toma el tema y lo lleva al séptimo arte con un extraordinario pulso.

Tras la inesperada muerte del Sumo Pontífice, el cardenal Lawrence (Ralph Fiennes) es designado como responsable para liderar uno de los rituales más secretos y antiguos del mundo: la elección de un nuevo Papa. Cuando los líderes más poderosos de la Iglesia Católica se reúnen en los salones del Vaticano, Lawrence se ve atrapado dentro de una compleja conspiración a la vez que descubre un secreto que podría sacudir los cimientos de la Iglesia.

Lawrence intenta mantenerse al margen, neutral y dialogante con todos. Poco a poco los cardenales van iniciando su peculiar campaña. Bellini (Stanley Tucci) amigo del papa fallecido; el ultraconservador Tedesco (Sergio Castellito), dispuesto a hacer retroceder a la Iglesia hasta lo que fue décadas atrás; Adeyemi, de Nigeria, muy conservador y con un pasado que le persigue; Trembley, de Quebec manipulador y sediento de poder.

Cuando todo comienza a ir en orden, llega por sorpresa un nuevo cardenal: Benítez, mexicano a quien el Papa anterior había asignado secretamente a un ministerio en Kabul, Afganistán.

Las ventanas y puertas se cierran, los móviles se guardan y comienza el aislamiento. La hermana Agnes (Isabela Rosellini), responsable de la Casa Santa Marta da la sensación de conocer muchos secretos de las intrigas cardenalicias. Lawrence tiene con confrontar todo lo que va descubriendo con una fe tambaleante.

La película se presenta desde el principio como un thriller excelente y respetuoso. Los pasillos del Vaticano se convierten en el símbolo del laberinto ético en el que seres humanos, con sus grandezas y sus miserias, tienen que enfrentarse a sí mismos y elegir, o ser elegidos, para una responsabilidad que les excede.

Todas las líneas de pensamiento de la Iglesia van apareciendo en la pantalla, pero todas ellas se manifiestan débiles y llenas de una trama intrigante. Progresistas, conservadores, aperturistas, dialogantes, … tras de cada manera de pensar, nada es nítido ni transparente, todas las tendencias esconden secretos y fragilidades humanas que van enrareciendo el ambiente y creando nuevos interrogantes.

La producción es excelente, el vestuario, la ambientación, la música…todo es magnífico. Las interpretaciones dotan de credibilidad a este thriller claustrofóbico que atrapa desde el principio y que va dando giros y sorpresas a lo largo del metraje, hasta llegar a un sorprendente final.

Sobresale Ralph Fiennes en el papel del cardenal encargado de dirigir el Cónclave. Tiene que hacer frente a un torbellino explosivo de emociones controlando permanentemente sus expresiones y testimoniando serenidad. Su sermón inicial, haciendo un elogio de la duda y condenando la certeza, es excelente. Como excelente es su interpretación, comedida, sugerente y llena de matices.

No estamos ante una película religiosa, es cierto; pero estamos ante un film que, partiendo respetuosamente de una trama religiosa, construye un laberinto de intrigas memorable.

Una gran película de suspense, ni más ni menos.

JOSAN MONTULL

MONITORES, MONITORAS, PROFETAS

Tengo la gran suerte que, desde hace muchos años, vivo varias semanas de verano entre chavales y jóvenes. Colonias, Campamentos, Encuentros, Convivencias siguen llenando, a pesar del peso de la edad, mucho de mi tiempo estival… En mi caso, todas esas movidas veraniegas las he experimentado en ambientes de Iglesia.

Antaño, a excepción de los Campamentos que el gobierno franquista organizaba exaltando unos valores patrióticos, era la Iglesia la única institución que hacía Colonias y Campamentos. También los scouts (muchos de ellos, católicos,) animaban unos campamentos en los que la supervivencia y la fusión con el paisaje eran signos de identidad.

Y así, en las Colonias no faltaba de nada: veladas, grandes juegos, baños en el río, excursiones, tiendas de campaña, partidos, disfraces y maquillajes, juegos de noche… todo ocurría en las Colonias: la magia, el misterio, la fascinación de la aventura, los apaches, los cantos, el baile, la apertura a la Trascendencia, el amor a la Naturaleza, la fiesta…A nadie se le daba nada hecho: había que poner la mesas, fregar los platos, limpiar todo, barrer, cuidar los detalles…las Colonias eran una extraordinaria experiencia de familia, una posibilidad de dar lo mejor de uno mismo, un estallido de libertad.

Hoy los tiempos han cambiado, los chavales tienen muchas posibilidades. Hay campamentos de fútbol, de equitación, de idiomas, de música…Los niños y niñas, por otra parte, están rodeados de impulsos electrónicos que les sumergen en las redes digitales con fascinación a veces peligrosa.

Pero hoy, para estas criaturas de la nueva generación tecnológica, siguen las Colonias, Campamentos y aventuras estivales al aire libre. Las exigencias legales son cada vez más complejas, minuciosas y cambiantes…pero hoy, como antaño, la clave del éxito de estas experiencias educativas no radica en los muchos medios sino en la calidad humana de los monitores y monitoras. Es ahí donde hay que descubrirse. En nuestras parroquias, Centros Juveniles y diversos ambientes hay legiones de jóvenes que, desde la gratuidad y un voluntariado total, entregan su tiempo, desde el cariño, a los chavales para seguir haciendo de estas experiencias unos instrumentos educativos maravillosos.

Si hoy, como ayer, las Colonias y Campamentos siguen funcionando, es por la generosidad de los monitores y monitoras que dan la vida por los más pequeños.

Sólo puede educar quien hace de su vida un testimonio, quien ama, quien comparte y enseña la generosidad con su ejemplo.

Demos gracias a Dios por todos estos jóvenes que, verano tras verano, nos reconcilian con la vida y que son para la Iglesia profetas de libertad que aportan un aire fresco que nos rejuvenece a todos.

JOSAN MONTULL

VALORES Y TESTIGOS

Con frecuencia hablamos de valores. Son aquellas convicciones personales que orientan la vida de cara a lo que cada persona quiere ser (la ética, la dignidad, la empatía, el respeto, la responsabilidad, la honradez, la familia, la modestia, la amistad, la lealtad, la tolerancia… son ejemplos de buenos valores).

No hay educación que se precie si no educa en valores. Claro que estos sólo se transmiten con el ejemplo y el testimonio. Un docente, por ejemplo, no puede educar para la paz, por más que hable de ella, si utiliza un lenguaje agresivo, virulento, amenazante o humillante.

Por otra parte, los valores no son puramente innatos, se tienen que trabajar para conquistarlos. Si la amistad es un valor, ser fiel a los amigos -por más que haya dificultades- será un empeño por el que habrá que luchar y esforzarse.

Los jóvenes, tan ávidos de valores, no necesitan para su educación grandes profesionales sin más, necesitan testigos, personas referentes que encarnen con su vida aquel tipo de ser humano al que merece la pena parecerse.

Incluso sabemos que los valores van más allá de quien los vive. Una persona cuya vida sea significativa por la coherencia con sus valores, por ejemplo, puede seguir siendo referente, incluso después de su muerte. Por eso podemos decir que los valores transcienden a la propia vida.

La Historia nos ha regalado personas cercanas (nuestra familia, educadores, religiosos y religiosas…y gente a la que hemos conocido) que han modelado nuestras vidas. También otros hombres y mujeres más famosos como deportistas, pacifistas, artistas, voluntarios… han dejado con sus vidas una estela de bondad y compromiso que nos han influenciado.

Veo ahora con preocupación las prácticas habituales de muchos de nuestros políticos. Su lenguaje se ha vuelto humillante y mal educado. Se busca el insulto, la descalificación, la burla, el escarnio del que piensa distinto. Los que, por su profesión, deberían enseñar el valor de la democracia, se han convertido, con excesiva frecuencia, en paladines de la agresividad y el odio.

¿Qué valores están transmitiendo con sus acciones? ¿En qué tipo de persona creen? ¿De qué pueden ser referentes para las nuevas generaciones?

Verlos y oírlos sonroja y hasta avergüenza. No sé si tienen conciencia de que están transmitiendo unos contravalores espantosos, mientras cobran por esgrimir su mala educación.

Qué pena. Me recuerda a aquellos de lo que habla Jesús en el Evangelio, esos tipos capaces de ver la mota de polvo en el ojo del prójimo antes que notar la viga que llevan en el suyo.

¿Qué ejemplo están dando? ¿Qué valores están transmitiendo?

Muchos de ellos, no hay duda, son los nuevos fariseos.

JOSAN MONTULL